Intentan borrar la historia del Ejército Rojo
En el centro de Sofía, sobre un pilar de granito de 34 metros de alto, se alza un conjunto escultórico de 8 metros que representa a un soldado del Ejército Rojo junto a un trabajador y una campesina búlgara. Este monumento fue construido el 7 de septiembre de 1954 en conmemoración del décimo aniversario de la liberación de Bulgaria de las garras del nazifascismo. Ahora, y bajo el pretexto de demostrar la firme condena de Bulgaria hacia la invasión rusa de Ucrania, el Ayuntamiento de Sofía aprobó desmantelar este monumento que rememora la heroica gesta del pueblo soviético junto con los trabajadores y partisanos búlgaros.
Este movimiento no se ha dado únicamente en Bulgaria. En agosto de 2022 las autoridades de Helsinki retiraron el monumento a la Paz Mundial que la ciudad había recibido como regalo de la URSS en 1989. Paralelamente, el Estado fascista de Polonia retiró también un monumento al Ejército Rojo ubicado en la ciudad de Malbork, una estrella de cinco puntas símbolo del internacionalismo proletario. También en Alemania el fascismo ha exigido la retirada de los tanques y cañones que acompañan el monumento a los soldados soviéticos que se encuentra cerca del Bundestag y la Puerta de Brandeburgo.
A finales de ese mismo mes, concretamente el día 25 de agosto, el enorme obelisco a la Victoria Soviética de Riga que se alzaba imponente a casi 80 metros de altura fue demolido. Era un lugar emblemático donde cada 9 de mayo los comunistas del país se concentraban para recordar el día de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi. Un proceso que, aunque se haya acelerado desde el comienzo de la guerra el año pasado, se produjo en diferentes países como Estonia, Lituania o Hungría con la desmantelación de la URSS en 1991 y que supuso destruir la hermandad proletaria y la fraternidad internacionalista de los estados que constituían el poder soviético.
Por supuesto, el fascismo ucraniano es la punta de lanza de esta política de “descomunización”. En abril de 2022, el alcalde de Kiev, Vitali Klischko, anunció la demolición de un monumento de 1982 que conmemoraba la amistad entre los pueblos de Rusia y Ucrania. Huelga decir que en Ucrania todo monumento, bajorrelieve, estatua de Lenin, símbolo asociado a la Unión Soviética e incluso nombres de calles y ciudades han sido completamente borrados para embrutecer completamente al proletariado del país, negar los avances que supuso la Revolución Bolchevique y la Unión Soviética, y amoldarse a la perfección al carácter anticomunista y antisoviético del imperialismo estadounidense y europeo.
Aunque los fascistas en Europa utilicen el pretexto de la guerra contra Rusia, es una realidad que este proceso de “descomunización” lleva en marcha desde hace décadas, en un intento desesperado de los monopolios europeos por revisar la historia y tratar de equiparar la heroica gesta de los comunistas soviéticos y de los partisanos europeos con la bestia imperialista del nazismo.
Ya en enero de 2006, el Consejo de Europa aprobó la Resolución 1481/2006 sobre la “necesidad de la condena internacional de los crímenes de los regímenes totalitarios comunistas” y arremetió directamente contra los partidos comunistas. Posteriormente, el 19 de septiembre de 2019, el Parlamento Europeo aprobó la Resolución sobre la supuesta importancia de la memoria histórica que “condena los crímenes cometidos por los regímenes nazi y comunista a lo largo del siglo XX” en la que se equiparó, nuevamente, el horror del nazismo con el marxismo-leninismo.
Que sepan los fascistas de la Unión Europea, el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo y la OTAN que desde el Partido Comunista Obrero Español reivindicamos la Revolución de Octubre de 1917, a los camaradas Lenin y Stalin, y nos enorgullece la heroica lucha del pueblo soviético y de los partisanos contra el fascismo. Y como comunistas en el Estado español, todavía mayor es nuestra deuda con la Unión Soviética, pues su apoyo estratégico y militar fue lo que permitió generar las condiciones para establecer una resistencia militar sólida contra el franquismo.
El Ejército Rojo, por más monumentos que derriben y por más libros de propaganda que escriban, nunca podrá ser olvidado de la memoria del proletariado internacional porque su gesta fue una de las más heroicas contra las fuerzas de la reacción capitalista internacional. Sin duda, el momento actual es un momento revolucionario y las condiciones materiales están dispuestas para el cambio de formación en el modelo productivo; por ello, los monopolios imperialistas intensifican su ofensiva contra el pueblo trabajador, genera crecientes conflictos bélicos como válvulas de escape a su bancarrota económica y promocionan el fascismo ante su absoluta debilidad. Es la propia burguesía la que reconoce que su único enemigo somos los comunistas y es el miedo al derrocamiento revolucionario del capitalismo lo que explica la necesidad de los Estados Unidos y de la Unión Europea por imponer el fascismo y la guerra a lo largo y ancho del globo. No son más que gigantes con los pies de barro.
La historia nos ha enseñado que la clase obrera únicamente puede emanciparse armada con su ciencia revolucionaria, el marxismo-leninismo, y dirigida por su Partido, el partido de nuevo tipo leninista, que le dota de un programa revolucionario y una táctica para derrocar al capitalismo y conquistar y desarrollar el socialismo. Lo que está en juego en este momento histórico es la vida o la muerte. Hoy la consigna “¡Socialismo o barbarie!” es más vigente que nunca. Y en esto es en lo que tendríamos que estar los comunistas del mundo, en cómo fortalecer la organización revolucionaria, cómo hacer una organización lo suficientemente potente ideológicamente y cohesionada para dirigir al proletariado a la consecución de su misión histórica: La revolución proletaria para derrocar el capitalismo y construir el socialismo como paso previo para el comunismo.
¡VIVA LA UNIÓN SOVIÉTICA!
¡EL FASCISMO NO PASARÁ!
Madrid, 12 de marzo de 2023
SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)
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