¿Cómo será la primera misión de la historia para la búsqueda de materia y energía oscuras?
A mediados de año se lanzará la misión del telescopio espacial
Euclid, de la Agencia Espacial Europea (ESA), para investigar la materia
oscura y la energía oscura, que constituyen el 95% del contenido del universo, pero que resultan casi totalmente desconocidas para la ciencia. La
misión trazará un mapa 3D (dos dimensiones espaciales más el tiempo) en
más de un tercio del cielo, que representa una porción del universo que
abarca 2.000 millones de galaxias. Será la primera misión de la historia en recabar información fundamental para esclarecer estos oscuros misterios, informa AFP.
Las grandes incógnitas de la ciencia cósmica
Es tanto el desconocimiento existente sobre estos componentes del
universo que el asunto ha sido considerado como una “vergüenza cósmica”
por Giuseppe Racca, director del proyecto Euclid. Las
observaciones de Euclid se extenderán a 10.000 millones de años luz de
distancia y ofrecerá una nueva perspectiva de cómo evolucionó el
universo desde su creación, hace 13.800 millones de años. Está previsto que la misión dure hasta el 2029, aunque pudiera extenderse algún tiempo más.
Luego de su lanzamiento en un cohete portador SpaceX Falcon 9,
el Euclid se ubicará a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, en
el segundo punto de Lagrange (L2), a la misma distancia estable a la que
se encuentra
el telescopio espacial James Webb de la NASA. Aunque las primeras
imágenes del observatorio llegarán en octubre, los astrónomos tardarán
mucho tiempo en analizar la “cantidad de datos sin precedentes” que se
obtendrán, comentó Racca.
¿Cómo estudiará lo invisible?
Euclid dispone de un telescopio de 1,2 metros de diámetro y un
espectrómetro y fotómetro de infrarrojo cercano (NISP), para captar
ondas infrarrojas no visibles para el ojo humano. Haciendo uso de un fenómeno conocido como ‘lente gravitacional débil’ podrá inferir la existencia de la materia oscura
a partir de ligeras distorsiones que la masa de materia visible y
oscura provocan en el camino de la luz emitida hace miles de millones de
años. “Al restar la materia visible, podemos calcular la presencia de
la materia oscura que se encuentra en el medio”, explicó Racca.
El campo de visión de Euclid abarca un área equivalente a “dos lunas llenas”,
indicó David Elbaz, astrofísico de la Comisión de Energía Atómica de
Francia, por lo que podrá localizar estructuras masivas que el James
Webb no puede distinguir porque su “campo de visión es demasiado
pequeño”, indicó el científico del proyecto, Rene Laureijs.
Respuestas a los grandes desafíos cosmológicos
La misión tratará de encontrar respuestas para ciertas
inconsistencias en la comprensión de cómo funciona el universo y que
pudieran tener explicación en la existencia de la materia y energía
oscuras. Recientemente el James Webb detectó seis galaxias en el
universo primitivo que aparentemente desafían la teoría cosmológica, porque son demasiado grades para haberse formado tan rápidamente después del Big Bang. Euclid será una “herramienta única” en la búsqueda de respuestas a tales preguntas, subrayó Elbaz.
(...) O apelo de Lênin à consideração dos problemas filosóficos não se
deveu a seu interesse filosófico. A abordagem de Althusser ajuda a
esclarecer a essência da visão leninista da filosofia. Ele considerou o
mérito de Lênin a criação de uma teoria não filosófica da filosofia. Na
interpretação althusseriana das ideias de Lênin, a filosofia é um tipo
especial de teoria, inextricavelmente ligada à ciência, mas sem objeto
ou história própria. A filosofia também é uma prática – a prática da
luta pela dominação, pelo poder. A filosofia está integrada nas relações
sociais e é projetada para desempenhar certas funções, tem natureza
política e está associada aos interesses de classe e à luta de classes. A
filosofia é uma ferramenta política para traçar a “linha divisória”.
Podemos observar uma série de interseções do pensamento de Lênin com
as ideias de Nietzsche: (a) o mundo é percebido através do prisma da
dinâmica, contradição e luta, enquanto o movimento é visto como um
processo não sujeito; (b) no confronto entre sistemas teóricos de
conhecimento há uma luta de impulsos ou motivos práticos ocultos; (c) o
desejo de poder é considerado o principal impulso para a maioria das
aspirações práticas; o conhecimento e o poder sendo unidos e apoiando-se
mutuamente.
Assim, a intersecção das estratégias de pensamento de Lênin e
Nietzsche nos permite compreender a essência da filosofia como uma
prática de vida especial conectada com a política. A função política de
um intelectual é determinada por sua localização objetiva dentro do
mecanismo de geração de poder, do qual ele não tem saída, e, portanto, o
intelectual deve primeiro perceber que ele não está flutuando
livremente entre mundos sociais, mas é um elemento na máquina do poder e
aquele que é capaz de mudar o modo de operação desta máquina.
*Aleksandr Sautkiné professor de filosofia na Murmansk Arctic State University (Rússia).Elena Philippovaé professora de filosofia na Murmansk Arctic State University (Rússia).
¿Por qué los dirigentes de Pyongyang
señalan con el dedo a Estados Unidos cada vez que prueban otro misil o
bomba atómica? Setenta años después de que Estados Unidos incendiara
todas las ciudades de Corea del norte, el ejército estadounidense
bombardeó o destruyó simultáneamente siete países que no tenían armas
nucleares. Estados Unidos realiza maniobras militares con Corea del Sur
frente a las costas del Norte dos veces al año.
Estados Unidos prueba regularmente misiles nucleares de largo alcance
Minuteman-3 desde la base aérea de Vandenberg, en California, que
podrían alcanzar y aniquilar Pyongyang. Varios gobiernos estadounidenses
han calificado a Corea del norte de “malvada”, de Estado “patrocinador
del terrorismo” y de “amenaza”. Los militares estadounidenses han
calificado al pequeño Estado norcoreano de “amenaza primaria” para la
seguridad de Estados Unidos. Corea del Norte tiene motivos para estar
preocupada.
En el libro de Robert Neer de 2013 “Napalm”, el autor relata que el general Lemay escribió: “Fuimos
allí, hicimos la guerra y finalmente quemamos todas las ciudades de
Corea del Norte de una forma u otra, dijo el general estadounidense
Curtis LeMay. “En un período de unos tres años, matamos, ¿cuánto?, ¿el
20 por cien de la población?” añadió.
El libro cita al oficial químico del Octavo Ejército, Donald Bode,
diciendo que, como promedio, un “buen día” los pilotos estadounidenses
en la Guerra de Corea arrojaban 70.000 galones de napalm: 45.000 de la
Fuerza Aérea de Estados Unidos, de 10.000 a 20.000 por su Marina, y de
4.000 a 5.000 por los Marines, que llamaban “aceite de cocina” a la
gasolina gelatinosa ardiente.
Neer descubrió que en Corea se utilizaron 32.357 toneladas de napalm,
aproximadamente el doble de lo que se lanzó contra Japón en 1945. En Corea se lanzaron más bombas que en todo el teatro del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial,
635.000 toneladas frente a 503.000 toneladas. “En Pyongyang, una ciudad
de medio millón de habitantes antes de 1950, sólo dos edificios
quedaron intactos después de la guerra”, escribió Neer. Esto sigue
siendo un recuerdo vívido en Corea del norte.
En su libro “A People’s History of the United States”, Howard Zinn
escribió: “Tal vez dos millones de coreanos, del norte y del sur, fueron
asesinados en la Guerra de Corea, todo en nombre de la oposición al
‘imperio de la fuerza’”.
Bruce Cumings explica en su libro “The Korean War” que “de los más de
4 millones de bajas, al menos 2 millones fueron civiles. Las bajas
norcoreanas se estiman en 2 millones, de las cuales cerca de 1 millón
eran civiles”. También se calcula que 900.000 soldados chinos perdieron
la vida en combate.
Después de que Truman destituyera al general MacArthur en mayo de
1951, el antiguo Comandante Supremo declaró ante el Congreso: “La guerra
de Corea ya casi ha destruido esta nación de 20 millones de habitantes.
Nunca he visto tal devastación. He visto, creo, tanta sangre y desastre
como cualquier hombre vivo, y la última vez que estuve allí, se me heló
el estómago. Después de ver esos escombros y esos miles de mujeres y
niños […] vomité”.
Dos candidatos demócratas a la presidencia afirmaron en 2007 que
retirarían de la mesa la amenaza de un ataque nuclear, en referencia a
su incomodidad con la idea de la destrucción masiva deliberada de la
bomba. En abril de 2006 a Hillary Clinton le preguntaron en una
entrevista televisiva sobre su postura respecto a Irán. Respondió: “He
dicho públicamente que no hay que descartar ninguna opción, pero desde
luego yo retiraría las armas nucleares de la mesa. Este gobierno [Bush]
ha estado muy dispuesto a hablar del uso de armas nucleares de una forma
que no hemos visto desde los albores de la era nuclear. Creo que es un
terrible error”.
El 2 de agosto de 2007 Obama declaró: “Creo que sería un grave error
que utilizáramos armas nucleares en cualquier circunstancia”, haciendo
una pausa antes de añadir “que implicara a civiles”. Obama se retractó
rápidamente de la declaración: “Permítanme borrar eso”, pero su
intención era clara y debe repetirse: la antigua amenaza de Estados
Unidos de “mantener todas las opciones abiertas”, es decir, su
disposición a utilizar armas nucleares contra seres humanos, debe ser
abolida. Las bombas H no pueden utilizarse sin matar indiscriminadamente
a cientos de miles, si no millones, de civiles, crear una mortífera
lluvia radioactiva que se traslada a zonas no conflictivas, todo ello en
violación de las leyes de la guerra, la Carta de la ONU y las
Convenciones de Ginebra.
La crítica pública de los ataques nucleares por parte de Clinton y
Obama es a la vez rara y audaz por sus implicaciones para el empleo de
armas nucleares. Al menos una docena de antiguos planificadores de
guerras nucleares -Kissinger, Jimmy Carter, Melvin Laird, los generales
George Butler, Charles Horner, Andrew Goodpaster, y los almirantes
Stansfield Turner, Noel Gayler y Hyman Rickover, entre otros- han
denunciado las armas nucleares y han pedido su eliminación.
POR Neville Plaice, Stephen Plaice e Paul Knight Brighton
Tradução Everton Lourenço
Em O princípio esperança, o filósofo alemão Ernst Bloch
constrói uma enciclopédia de esperança, catalogando o que pode ser
resgatado para dar novo sentido ao pensamento utópico desde os gregos -
mostrando que são os pensadores radicais que “se aventuram além” da
existência que ampliam e humanizam o mundo por meio da inovação
intelectual, científica e artística.
Publicado originalmente como introdução dos tradutores na primeira edição em língua inglesa de O princípio esperança (MIT Press, 1985).
Primeiros anos
Ernst Bloch nasceu em Ludwigshafen em 8 de julho
de 1885, filho de um funcionário ferroviário judeu. Quando criança, lhe
foi apresentado um contraste gritante entre a nova cidade industrial e
proletária onde crescia e a decadente opulência do século XIX de
Mannheim, a outra cidade logo do outro lado do Rio Reno, com sua arquitetura Gründerzeit e seu antigo Residenz,
um dos palácios mais elaborados da Alemanha. Embora Bloch não recuse de
forma alguma as conquistas da burguesia do século XIX e as descreva com
certa afeição, o contato logo cedo com esse cenário de contradição de
classe deve ter sido decisivo em sua formação como socialista.
A fábrica local de anilina e refrigerantes – como aponta Bloch em uma
de suas primeiras obras, o autobiográfico e impressionista Spuren (Traços)
– foi transferida para Ludwigshafen “para que a fumaça e o proletariado
não se espalhassem sobre Mannheim”. No entanto, embora vivesse do lado
errado da ponte, sua infância foi imaginativa e gratificante, como ele
recordaria com carinho em seus livros posteriores. As visões e anseios
da criança são para Bloch os prenúncios emocionais do espírito do
“aventurar-se além”, que ele estimava de maneira tão alta em pensadores e
inovadores, e sem o qual o Novo é inconcebível. As brincadeiras e jogos
com seus amigos de infância transformavam o sombrio e monótono interior
industrial de Ludwigshafen em uma paisagem alucinatória, quase
numinosa, povoada por personagens saídos das histórias de aventura de
Karl May. Quando menino, Bloch mergulhou nessas histórias, um amor que
manteve por toda a vida. Mesmo na obra central de seu sistema maduro em O princípio esperança,
uma seção é dedicada ao conto de fadas e à “colportagem”, o termo que
ele empregou para descrever o gênero das histórias de aventura. “Há
apenas Karl May e Hegel”, disse certa vez, “tudo entre eles é uma
mistura impura”.
Bloch foi um aluno indiferente, mas um intelecto precoce. Quando
menino, compunha tratados especulativos com títulos ambiciosos como “O
Universo à Luz do Ateísmo”, “Renascimento da Sensualidade”. Aos
dezessete anos, já se correspondia com proeminentes filósofos alemães da
época. Mesmo já idoso, ele voltaria a esses primeiros escritos em busca
de um lema que se adequasse a um volume de suas obras completas: “ …
mas a essência do mundo é o espírito alegre e o desejo de dar forma
criativa; a Coisa-Em-Si é imaginação objetiva”. Essa pré-aparição e sua
re-aparição ao longo de sete décadas demonstram o desenvolvimento
homogêneo da obra e do pensamento de Bloch. Isso também é inteiramente
consistente com sua ideia de que apenas no final de um processo o seu
início se revela e finalmente começa. Ainda assim, seu relatório escolar
de 1904/5, dois anos depois do escrito acima, nos informa que “suas
realizações são tão mínimas que, considerando as profundas lacunas em
seus conhecimentos, ele só será capaz de passar nos exames finais pela
mais árdua aplicação”.
Depois de estudar filosofia em Munique e em Würzburg, em ambos os
casos perseguindo a ideia da boemia e uma aluna específica, ao invés de
procurar algum professor específico, Bloch mudou-se para Berlim, onde
fez amizade e foi encorajado por Georg Simmel, um professor da moda
cujos interesses abrangiam, como os de Bloch mais tarde, todo o espectro
da filosofia, sociologia e metafísica. Simmel foi também um dos
“Georgekreis”, o círculo íntimo em torno do poeta lírico Stefan George.
Mas Bloch desdenhava da postura estética dos “Georgekreis” e logo se
desiludiu com a incapacidade de Simmel de se comprometer com qualquer
uma das posições que ele era tão adepto a expor. Durante esses anos em
Berlim, Bloch também forjou uma importante amizade com o filósofo e
crítico Georg Lukács. Bloch viajava muito nessa época, tanto com Lukács
quanto com Simmel, principalmente pela Itália. Sua obra reflete um
interesse não apenas por viagens e viajantes, mas também pela atração
psicológica da distância e da qualidade do que é estrangeiro nos sonhos
diurnos e imagens de desejo do “homenzinho” confinado no cotidiano. É
com esses sonhos que abre O princípio esperança.
Em 1911, Bloch foi para Garmisch e começou a trabalhar seriamente em
sua própria filosofia, desenvolvendo o conceito-chave do
ainda-não-consciente, que havia formulado já em 1907. Nos anos
seguintes, Bloch se deslocava entre Garmisch e Heidelberg, onde Lukács
estava vivendo. Mais tarde, ele escreveu sobre essa época e sobre sua
amizade com Lukács: “Tínhamos ficado tão próximos que funcionávamos como
se conectados por tubos-de-fala. Eu estava sempre longe de Heidelberg,
na verdade tinha minha escrivaninha em Garmisch, e alternava entre
Garmisch e Heidelberg; os primórdios da minha filosofia foram escritos
em Garmisch – um parto bávaro, com a vontade de ser digno dos Alpes que
eu tinha do lado de fora da minha janela. Se estivéssemos separados, eu
em Garmisch e Lukács em Heidelberg ou em outro lugar, e então nos
reencontrássemos depois de um mês ou dois – então podia acontecer que eu
ou ele começasse a falar ou a pensar de onde o outro havia parado
anteriormente.”
Em Heidelberg Bloch tornou-se parte do círculo em torno do sociólogo
Max Weber. Marianne Weber nos fornece uma imagem dele naquela época: ‘um
novo filósofo judeu chegou recentemente – um menino com um topete
enorme e um senso de auto-importância tão enorme quanto o topete, ele
obviamente se considera o arauto de um novo Messias e quer que as
pessoas o considerem como tal.” Weber compartilhava da opinião de sua
esposa e se distanciou de Bloch, desconfiado de suas ideias místicas. Em
1913, Bloch casou-se com Elsa von Stritzky, uma escultora de Riga.
Inapto para o serviço militar, viveu em Grünewald no vale Isar durante a
maior parte da Primeira Guerra Mundial, antes de se mudar para Berna em
1917. Foi enfático em sua oposição à guerra, que via como um conflito
fundamentalmente imperialista. Quando Simmel deu seu apoio à onda de
patriotismo que varria a Alemanha, Bloch enfim rompeu com sua amizade.
Em Zurique, Bloch conheceu o ensaísta e crítico Walter Benjamin, sete
anos mais novo que ele. Benjamin o descreveu em uma carta como “a única
pessoa significativa que conheci na Suíça até agora” e, mais tarde, como
tendo sido o escritor que, ao lado de Kafka e Brecht, aperfeiçoou o
ensaio alemão, um elogio que ele poderia ter dado a si mesmo, de maneira
justa.
O espírito da utopia
Durante esta década central do Expressionismo,
Bloch continuou a desenvolver o conceito do ainda-não-consciente e, em
1918, publicou Geist der utopie (O espírito da utopia),
uma obra mística e profética escrita num estilo altamente
expressionista. O livro, sua primeira grande obra, é dedicado à sua
esposa. O interesse de Bloch pela religião, que se manifesta pela
primeira vez em O espírito da utopia, incomum para um marxista,
pode até certo ponto ser atribuído à influência do misticismo cristão
quase gnóstico de Elsa. Este trabalho ensaístico é uma mistura de
messianismo, socialismo e ideias sobre verdades espirituais
não-reveladas, mas o livro também reflete o interesse inicial de Bloch
naquele que se tornaria o principal campo de seu estudo futuro – a
utopia. A grande amiga de Bloch, Margarete Susman, parece ter antecipado
a importância das ideias contidas no livro, enxergando nele elementos
de uma nova metafísica alemã.
A primeira esposa de Bloch, a quem ele era devotado, morreu em 1921
após vários anos de doença. A morte dela teve um efeito devastador sobre
ele e continuou a afetá-lo por toda a vida, como podemos ver no final
da comovente seção sobre o casamento em O princípio esperança,
cuja escrita foi iniciada quase vinte anos depois: “assim como a dor do
amor é mil vezes melhor do que o casamento infeliz, no qual só resta
dor, dor infrutífera, assim também as aventuras amorosas presas à terra
são difusas comparadas com a grande viagem marítima que o casamento pode
ser, que não termina com a velhice, nem mesmo com a morte de um
parceiro.” Ainda aí, como em outras partes nessa seção, há um senso do
seu relacionamento com Elsa, e talvez também de seu segundo casamento
abortado com uma pintora de Frankfurt, que durou menos de um ano –
talvez uma tentativa de substituir a intimidade do primeiro casamento.
Em 1928, uma ex-namorada de Bloch da época em que ele morava em Positano
deu à luz uma filha, Mirjam, após o término do relacionamento entre os
dois. Frida Abeles não informou Bloch sobre a gravidez ou o nascimento; a
notícia chegou a ele por meio da poetisa Else Lasker-Schüler. O
relacionamento foi obviamente um embaraço para Bloch, que nessa época
estava envolvido com Karola Piotrkowska, uma jovem estudante de
arquitetura de Lodz, na Polônia, com quem veio a se casar em 1934. Um
retrato de sua feliz vida juntos pode ser lido no livro de Karola Bloch,
Aus meinem leben (Da minha vida).
Bloch continuou a viajar durante os anos vinte, após a morte de sua
primeira esposa. Sua visita à Tunísia em 1926 o colocou em contato com o
mundo do Islã pela primeira vez, uma religião que contribui
significativamente para as “imagens do desejo do instante plenificado”
no volume três de O princípio esperança, ao lado das tradições
cristãs e judaicas. Quando na Alemanha, ele residia principalmente em
Berlim. Foi ali que começou outra grande amizade nos anos vinte, com um
dos filósofos que mais tarde viria a ser uma figura importante na Escola
de Frankfurt, Theodor Adorno. Adorno mais tarde falaria sobre “a grande
música blochiana” e manteria uma grande admiração por Bloch, mas, como
com Lukács, a amizade seria prejudicada pela alegada heterodoxia da
abordagem subjetivista de Bloch para o socialismo, embora na década de
20 politicamente Bloch fosse um comunista linha-dura. Parece haver
algumas evidências de que ele tentou alinhar-se de uma forma mais
ortodoxa à corrente principal do pensamento marxista. Em 1923, ele
publicou uma segunda edição reescrita de O espírito da utopia, fornecendo uma introdução mais sistemática à sua filosofia utópica e tentando fundi-la com o marxismo.
Bloch parece ter tido uma afinidade maior com Walter Benjamin, com
quem manteve contato próximo em Berlim. Benjamin compartilhava do
interesse de Bloch por tradições místicas, especialmente pela Cabala, e
eles experimentaram haxixe juntos, outra fonte produtiva de devaneio
criativo para Bloch, como elabora em O princípio esperança.
Elementos da teoria da tragédia de Benjamin podem ser detectados na
análise de Bloch sobre a função social do teatro no final do primeiro
volume desta obra. Nessa época a reputação literária de Bloch já estava
estabelecida e ele escrevia regularmente para os principais jornais de
Berlim. Conheceu Bertolt Brecht já em 1921 e sua amizade durou até a
morte deste último. Ele era atraído por Brecht por sua abordagem
não-dogmática do marxismo, e a obra de Brecht forma a coluna dorsal da
visão de Bloch do teatro como uma “instituição paradigmática”
socialmente instrutiva. No final da década também tinha amizades com
Kurt Weill, Hanns Eisler e Otto Klemperer.
Em 1930 foi publicada a principal obra literária de Bloch, Spuren (Traços), uma coleção de trechos em prosa que dão o tom para as passagens enigmáticas que introduzem cada seção de O princípio esperança. Durante esses anos em Berlim, Bloch começou a trabalhar em Erbschaft dieser zeit (Legado deste tempo),
uma análise crítica dos anos 20 e da ascensão do fascismo, mas esse
trabalho foi interrompido pela ascensão de Hitler ao poder. Bloch
emigrou para Zurique no início de março de 1933. Durante esse período,
sua amizade com Lukács gradualmente se transformou em discordância
pública, que culminou no notório debate sobre o expressionismo que, em
1935, Lukács – agora um importante crítico comunista – via como um
antecedente cultural direto da ideologia nacional-socialista. Bloch
publicou sua primeira réplica em um ensaio escrito como resultado da
exposição nazista de “arte degenerada”, na qual muitas obras
expressionistas foram incluídas. Mas como O princípio esperança
ilustra em vários pontos, Bloch permaneceu fiel ao longo da vida ao seu
conceito do expressionismo como um movimento artístico progressista.
Lukács distanciou-se cada vez mais da abordagem mística de Bloch à
revelação do socialismo. Lukács apontou para a decisiva diferença de
posição entre seu próprio História e consciência de classe e a filosofia utópica de O espírito da utopia ou o livro de Bloch sobre o cristão milenarista Thomas Münzer, Thomas Münzer als theologe der revolution (Thomas Münzer como teólogo da revolução).
Embora quando jovens ambos tivessem desenvolvido uma perspectiva
socialista, Lukács não considerava Bloch um “genuíno marxista”. Bloch
também relembrava com carinho o diálogo anterior entre eles e, em 1972,
ainda com óbvio respeito por Lukács, dedicou Das materialismusproblem (O problema do materialismo) ao amigo de sua juventude.
Exílio na América
Depois de Zurique, Bloch mudou-se para Viena,
depois Paris e Praga, onde seu filho Jan nasceu em 1937. Mantendo-se um
passo à frente dos nazistas, emigrou para os Estados Unidos em 1938 e
permaneceu lá por mais de uma década, morando na Costa Leste. Foi
durante esse período que escreveu boa parte de O princípio esperança (que revisou na década de 1950). Originalmente, Bloch esperava publicá-lo nos EUA sob o título Sonhos de uma vida melhor.
O livro mostra uma clara antipatia por uma cultura que ele via como a
herdeira inevitável do fascismo do qual escapara ao deixar a Europa. O princípio esperança
está repleto de sentimentos antiamericanos, e boa parte de sua análise
ideológica da psicologia do Babbitt (um termo que ele tomou emprestado
do autor estadunidense Sinclair Lewis), o arquétipo do “homenzinho”,
apresenta um quadro de referência estadunidense. Bloch nunca chegou a
dominar totalmente o inglês, como pode ser visto em alguns de seus usos
bastante bizarros de coloquialismos americanos, e na verdade ele vivia
bem distante dos outros intelectuais alemães exilados nos Estados
Unidos, agrupados em torno de Thomas Mann. O abrangente “Tríptico da Emigração Alemã“, pintado por Arthur Kaufmann durante esses anos, mostra Bloch retraído, na última fileira.
Como Benjamin, que morreu durante o exílio, Bloch não conseguiu
emprego no Instituto de Pesquisa Social de Horkheimer quando este foi
transladado da França para os Estados Unidos, embora a influência de
Adorno deva ter tido grande peso aí. Isso talvez demonstre até que ponto
a amizade dos dois havia se atrofiado durante os anos trinta. Em 1942,
Adorno fez um apelo público em nome de Bloch em um jornal de Nova York,
descrevendo a privação em que Bloch vivia na época e solicitando
doações, mas para Bloch esse apelo deve ter soado como uma demonstração
de lealdade que cortava com dois gumes, já que Adorno afirmou
incorretamente que Bloch ganhava a vida lavando pratos e que havia sido
demitido por sua lentidão. Na verdade, Karola Bloch sustentava Ernst e
Jan trabalhando primeiro como garçonete e depois em um escritório de
arquitetura.
Os Blochs também não estavam totalmente livres do anti-semitismo que
os forçou a deixar a Alemanha. Como Karola relata em sua biografia,
muitos locais de recreação eram “restritos” e inacessíveis aos judeus.
Em 1938, mais de uma década antes do macarthismo, um comitê contra
“atividades anti-americanas” foi fundado para neutralizar o comunismo.
Bloch foi repetidamente forçado a comparecer ao Escritório de Imigração
em Boston para determinar se estava apto para a cidadania americana.
Embora nunca tivesse sido membro do KPD, o Partido Comunista da
Alemanha, ele era considerado “um antifascista prematuro”, isto é,
alguém que se opusera aos fascistas antes de Pearl Harbor. Finalmente,
ele foi forçado a passar por um teste oral sobre a Constituição
Americana. Karola Bloch relata que o atônito examinador chamou seus
colegas para ouvir a fascinante análise de Bloch sobre a Guerra da
Independência Americana. Dessa forma, ele finalmente garantiu a sua
cidadania, dois anos depois de sua esposa.
Oriente e Ocidente
Bloch voltou para a Alemanha em 1949 para
assumir a cadeira de professor de filosofia na Universidade de Leipzig,
aos 64 anos. Como nos conta O princípio esperança, ele não
considerava que a guerra havia acabado, mas apenas que a sede do poder
fascista havia se mudado de Berlim para Washington. De início, ele
parece ter acreditado firmemente na possibilidade de criar uma nova
sociedade antifascista na República Democrática Alemã, que iria
restaurar a cultura alemã à grandeza. Em 1954/5 foram publicados os dois
primeiros volumes de O princípio esperança, e Bloch foi
celebrado com o Prêmio Nacional da RDA e reconhecido como seu principal
filósofo. No entanto, gradualmente, sua posição filosófica e política
tornou-se inconciliável com a liderança stalinista do SED (o partido que
governava o Estado na RDA).
Vários de seus alunos foram presos em 1957, entre eles Wolfgang
Harich, um apoiador do regime não-stalinista de Tito na Iugoslávia.
Embora Bloch rejeitasse as ideias do humanismo-democrático de Harich
para a reforma da RDA, foi implicado como envolvido em atividades
contra-revolucionárias e teve a sorte de escapar da prisão. Harich foi
condenado a dez anos de prisão, acusado de conspiração com o Ocidente.
Bloch foi forçado a se aposentar, proibido de dar aulas e foi obrigado a
renunciar à posição de editor na redação do periódico politicamente
influente Deutsche zeitschrift für philosophie. As
contribuições dele e de Harich foram eliminadas de seu índice. Walter
Ulbricht, líder do SED, sugeriu que o ensino de Bloch adotava princípios
não-marxistas, enfatizava demais o subjetivo e que sua filosofia
utópica estava ignorando a luta de classes concreta e perseguindo
idealisticamente um “objetivo distante”. Esses sentimentos parecem ecoar
os do velho amigo de Bloch, Lukács, que havia se tornado Ministro da
Cultura da Hungria no regime de Nagy – mas vale a pena considerar que em
1956 as tropas soviéticas já estavam reprimindo “tendências
contra-revolucionárias” na Hungria, e que o próprio Lukács foi forçado
ao exílio temporário na Romênia, devido à sua proximidade com a “linha
iugoslava”. Em 1957, com sanção oficial, foi publicado em Berlim um
panfleto criticando Bloch intitulado A revisão do marxismo de Ernst Bloch.
Rotulado como revisionista, até mesmo como um panteísta místico,
Bloch não podia mais participar da vida acadêmica no Leste. Vivia
isolado, tendo contato apenas com amigos pessoais. Seus livros
continuaram a ser publicados intermitentemente no lado oriental,
entretanto. Em 1959, foi publicado o terceiro volume de O princípio esperança.
Bloch começou a viajar com mais frequência para o Ocidente para dar
palestras e participar de congressos. Em 1961, por coincidência, ele
estava na Berlim Ocidental quando o Muro de Berlim começou a ser erguido
e tomou espontaneamente a decisão de permanecer no lado ocidental,
aceitando uma cátedra como professor convidado na Universidade de
Tübingen, onde continuou a ser um ativo defensor do socialismo e, o que
era muito atípico para um professor alemão, dedicava grande parte do seu
tempo aos seus alunos. Se expressou publicamente contra a votação de
poderes de emergência em outubro de 1966. Mais tarde, nos anos 60, fez
amizade com Rudi Dutschke e deu seu apoio ao movimento estudantil,
embora com sua característica consciência antecipatória, expressou
surpresa com o fato de que o movimento radical contra o capitalismo no
Ocidente emergisse dos filhos da classe média.
Bloch jamais visitou a União Soviética. Sua atitude em relação a ela em O princípio esperança
ainda é positiva, mas já podemos detectar uma porção de críticas
implícitas, por exemplo, à ideologia do camarada, ao pacto de
não-intervenção e ao Socialismo de Estado em geral. No entanto, ele
considerava os desenvolvimentos artísticos na dança e no cinema na União
Soviética como tendências extremamente progressistas e elogiava os
elementos da cultura folclórica que a revolução havia preservado, embora
estivesse bem ciente de que a URSS não havia atingido a maturidade
política, que ainda se encontrava em um estágio de transição, que
continha elementos do Socialismo de Estado e que estava muito aquém do
“estado final” que correspondia à sua própria visão utópica do
socialismo internacional. Sua própria reavaliação do stalinismo veio
tarde, depois da de Khrushchev em 1956, depois da Hungria e somente
depois das suas próprias experiências na Berlim Oriental. Em seus
últimos anos, ele se opunha tanto à dominação soviética quanto ao
imperialismo americano, apoiando a Primavera de Praga e denunciando
veementemente a participação dos EUA na Guerra do Vietnã, defendendo uma
diversificação do socialismo que se afastasse do modelo soviético.
Bloch via o marxismo como uma síntese necessária de correntes “frias” e
“quentes”, uma representando seu rigor crítico não enganado, a outra sua
receptividade idealista e imaginativa. Já na década de 1930, Bloch
advertia contra a separação do “pão” e do “violino” no mundo comunista.
No fim das contas, ele foi condenado por não subordinar o último ao
primeiro em uma década de entrincheiramento ideológico no lado oriental.
Bloch não foi exposto à aclamação internacional concedida à Escola de
Frankfurt no mundo anglófono nos anos sessenta e setenta, talvez na
verdade porque suas obras não estavam disponíveis para leitores de
inglês. Ele compartilhava das suspeitas de Marcuse sobre as ideologias a
serviço das quais as novas tecnologias estavam sendo pressionadas no
Oriente e no Ocidente. Sua voz não foi ouvida fora da Alemanha, mas em
Tübingen, com um cachimbo na boca, ele se tornou a figura paterna da
filosofia no seu próprio país, ao fim e ao cabo preferindo, como sua
grande imagem-guia literária Goethe, o clima do sul da Alemanha onde sua
filosofia havia começado. A concepção de velhice para Bloch e o papel
de conselheiro do ancião, certamente foi algo que ele realizou em sua
própria vida. Embora tenha ficado cego nos seus últimos anos, viveu para
supervisionar e revisar os 17 volumes de suas obras reunidas, uma
conquista espantosa para um filósofo durante seu próprio tempo de vida e
consistente com sua imagem do desejo e com o arquétipo da colheita.
Morreu no verão de 1977, com 92 anos de idade.
Bloch e a tradição
Consistente com sua visão de que o passado
contém uma herança cultural e um conteúdo utópico ainda a ser extraído, a
filosofia de Bloch, embora firmemente enraizada na tradição alemã,
contém uma mistura eclética de elementos progressistas extraídos das
filosofias clássicas, orientais e ocidentais. A herança que deve ser
reivindicada do passado, porém, não se trata de um legado de tradição
fixa, mas de conteúdo-esperança e conteúdo utópico não descarregados nas
obras do passado.
Portanto, Bloch pega as aspirações e a energia utópicas do fator
subjetivo no idealismo alemão, como sistematizado pela primeira vez por
Kant, e as combina com o fator objetivo na filosofia materialista de
Marx e Engels. Ele pega o conceito de processo de Hegel e o desenvolve
no seu próprio conceito de processo aberto, em ação no materialismo
dialético. Ele pega o conceito de “entelequia” de Aristóteles e constrói
sobre ele a sua própria teoria da possibilidade. Ele pega a “Nova
Atlântida” de Francis Bacon e a inclui no programa histórico para o
socialismo. Contudo, reivindicar essa herança de forma nenhuma torna
Bloch um pensador secundário. Isso é inteiramente consistente com seu
conceito totalmente original do ainda-não-consciente, a dimensão
pré-consciente tanto no passado quanto no futuro. Novos significados e
combinações sintéticas podem ser extraídos do pensamento do passado,
precisamente porque esse pensamento ainda não está concluído e aguarda
ser descoberto e herdado por cada época que se sucede.
As obras do passado contém imagens premonitórias e pré-figurativas da
próxima fase da sociedade. Em processo aberto, as sucessivas eras dão
novo funcionamento ao material do passado para adequá-lo aos seus
requisitos ideológicos, sejam eles reacionários ou progressistas. No
entanto, de todo o pensamento progressista, um excedente utópico é
carregado rumo ao futuro. Ele pode permanecer adormecido por séculos
antes que novas condições sociais o recuperem e extraiam seu novo
significado. O princípio esperança é uma enciclopédia de
esperança que tenta catalogar o excedente do pensamento utópico desde os
primeiros filósofos gregos até os dias atuais. Bloch entende a utopia
não como um ideal impossível, mas como um estado final real e concreto
que pode ser alcançado politicamente. Ele vê o desenvolvimento do
socialismo como a expressão moderna da função utópica que efetua essa
mudança, a meta para a qual o processo da história é impelido pelo
pensamento utópico.
Mas a história não é de forma nenhuma mecânica nem está completamente
determinada para Bloch. Não se trata de uma marcha inevitável rumo ao
socialismo. Sua dinâmica não é um espírito do mundo hegeliano. Ela
avança em todos os estágios através da possibilidade. A possibilidade do
Nada, do Em-Vão permanece. A própria possibilidade se trata de um
processo aberto, e não está apenas no sujeito. Bloch considera que o
próprio objeto contém camadas de possibilidade, culminando no Possível
objetivamente real, a síntese última da realização subjetiva e objetiva
do mundo.
Bloch muitas vezes tem sido localizado diretamente na tradição
romântica devido a essa tentativa de síntese, como se estivesse dando
continuidade à busca utópica da “flor azul” do romantismo alemão, onde a
imaginação e o mundo finalmente se encontrariam. Todavia, o idealismo
subjetivo de Schelling e Fichte, a inspiração filosófica por trás do
romantismo alemão, buscava essa síntese sem considerar o desenvolvimento
possível no objeto, no processo objetivo do mundo. Já Bloch insiste no
desenvolvimento bilateral, tanto do fator subjetivo quanto do fator
objetivo e em sua interação dialética. Bloch toma como seu modelo para
esse estado final de cognição subjetiva e objetiva a ideia mencionada em
uma carta de Marx a Ruge em 1843, de que o mundo possuiria “um sonho da
matéria”, de um estado real do mundo que ainda não se tornou manifesto e
que só se tornará através do socialismo. No entanto, Bloch entende que
essa percepção definitivamente real do mundo implica a tarefa política
de humanizar o mundo. A “Coisa-em-Si” de Hegel também deve se tornar a
“Coisa-Para-Nós” de Engels. Ao realizar na teoria e na prática a
possibilidade real do mundo, ele pode ser transformado em “Heimat”
– “a pátria”, onde, nas palavras da imagem-guia literária de Bloch,
Fausto, poderemos dizer “aqui sou humano, aqui tenho o direito ser!” Em
todos os pontos em Bloch há o sentido dessa liberdade humana. A
problemática dialética da liberdade e da ordem é uma questão central em
sua obra. Sua discussão sobre esse relacionamento (que compõe parte do
volume dois de O princípio esperança) foi o primeiro de seus
escritos a ser publicado após a guerra, mas as implicações políticas não
o tornaram querido por seus patrocinadores do pós-guerra nos regimes em
estabilização no Bloco Oriental.
O ainda-não-consciente pode estar contido no passado, presente e
futuro. Significado não realizado pode estar preso nas obras do passado.
A “escuridão do momento recém-vivido” que nos impede de experimentar e
aproveitar o mundo no sentido do Carpe diem, indica a presença
do ainda-não-consciente no presente. O aspecto futuro do
ainda-não-consciente é revelado principalmente naquilo que Bloch chama
de “amanhecer para o adiante” e “pré-aparição” (“Vor-Schein“, que também tem a conotação de “brilhar à frente”). Cada época contém seu horizonte, seu “Front”,
sobre o qual flui esse ainda-não-consciente quando o bloqueio do
pensamento estático e regressivo é removido. Pode ser observada na
realidade em eventos sociais e políticos, como na tomada da Bastilha,
por exemplo, mas a arte é o maior repositório das imagens, arquétipos e
símbolos do ainda-não-consciente, fornecendo-nos as imagens-guia que
“aventuram-se além” do estático do mundo conhecido. Em seu levantamento
histórico do ainda-não-consciente, Bloch concentra-se nos pensadores e
projetistas que ampliaram esse Front, aventurando-se além, inventando, visualizando as possibilidades do mundo que está surgindo. O princípio esperança é, portanto, uma enciclopédia dessas figuras e de sua aparição na realidade e na arte.
O ainda-não-consciente contém uma dimensão psicológica individual,
bem como uma expressão social e política. Num estilo caracteristicamente
polêmico, Bloch ataca Freud e especialmente Jung (a quem ele
considerava um pensador cúmplice do fascismo) por confinar o
inconsciente ao passado – no caso de Jung, a uma dimensão a-histórica de
experiência primeva. Bloch ilustra como essa teoria foi apropriada para
servir às noções de araque de pureza ariana e solo nativo pelo nazismo
alemão. Sua crítica a Freud centrava-se em grande parte na compreensão
que este último tinha sobre a repressão. A análise de Freud tentava
apenas levar seus pacientes de volta ao passado para confrontar as
origens de suas neuroses, o material reprimido que os inibia. Não havia
preocupação com o futuro, com o desenvolvimento ainda-não-consciente.
Analogamente, na visão de Bloch, Freud evitou a análise das causas
sociais da repressão e não cogitou nenhuma ideia de desenvolvimento
futuro da sociedade que pudesse melhorar as condições psicológicas de
seus pacientes. Ele se dirigia apenas aos sintomas e não às causas
fundamentais de suas neuroses. Além disso, ele ignorava a pulsão humana
mais básica, a pulsão mais próxima do “Aquilo” não-revelado que dentro
de nós nos move – ou seja, a fome. É significativo que Freud nunca use o
termo alemão “Instinkt” para sua teoria das pulsões, mas sim a palavra ”Trieb”.
Pode ser que a tradução inglesa de Freud por Strachey tenha cometido um
grande erro ao referir-se às pulsões como “instintos”. A análise de
Freud por Bloch torna essa distinção inequívoca. Ele estende a teoria
das pulsões ao demonstrar que elas são socializadas e não inatas e,
portanto, totalmente distintas dos instintos.
Talvez não seja coincidência que a filosofia de Bloch tenha sido
considerada herética no Leste. A atenção de Bloch sempre parece vagar
mais na direção de figuras heréticas do que de figuras ortodoxas. Seu
livro anterior sobre Thomas Münzer é uma pré-aparição de sua preocupação
com pensadores que desafiam as crenças ortodoxas. Münzer e milenaristas
como Joaquim de Fiore aparecem amplamente em O princípio esperança,
enquanto Lutero, o pai da Reforma ortodoxa na Alemanha, merece apenas
um punhado de referências. O compromisso de Bloch com a tradição
hermética e com figuras heréticas em geral reflete sua preferência por
aqueles pensadores que consideram o mundo como um mistério não-revelado,
ao invés de um corpo de leis e mandamentos recebidos. Em O princípio esperança
ele escolhe investigar a Cabala ao invés da Torá, alquimia prospectiva
ao invés de astrologia determinada, sistemas de pensamento que são
processuais e abertos ao invés de sistemas já manifestos e absolutos.
Obviamente, O princípio esperança de Bloch é ele mesmo um
sistema desse tipo, e deve quase tanto à tradição hermética quanto à
tradição do materialismo dialético. Seções da obra possuem uma qualidade
mística quando abordam o enigma-do-Aquilo da consciência que aparece
por detrás das pulsões, mas Bloch não veria isso como uma especulação
metafísica incompatível com uma abordagem materialista do mundo. Ele
procura reposicionar as aspirações e apoteoses metafísicas do homem na
própria experiência mundana e revelar o mundo precisamente como o
mistério rumo ao qual o pensamento hermético tem tateado.
Esse aspecto místico da obra de Bloch, que muitas vezes eleva o seu
pensamento a partir de um argumento histórico e filosófico culturalmente
específico para um nível diferente de conexão conceitual e linguística
elíptica, pode muito bem ter contribuído para a noção de que Bloch é um
pensador difícil. Mas essas passagens, abrindo de maneira enigmática
cada seção de O princípio esperança, e fechando cada seção de
maneira transcendental e culminante com um extenso gesto de otimismo ou
esperança, talvez contenham a chave para o estilo literário de Bloch. A
noção de “intensificação” (Steigerung), já presente em
Goethe, permeia a obra de Bloch. As cadências de Bloch não caem, estão
sempre subindo. Portanto, não é por acaso que muitas seções da obra
terminam nas “alturas”, na metáfora das altas montanhas, como em
“Fausto”, um fato sobre o qual Bloch estava bem ciente. O livro está
cheio de referências explícitas e implícitas a “Fausto”, e a estrutura
da principal obra de Goethe está inequivocamente presente por trás da
estrutura de Bloch, à medida que esta se move em direção à “identidade”.
A estrutura sinfônica da obra também é claramente evidente. Bloch
considerava a música a mais importante das artes, na qual o ainda-não e o
utópico poderiam ser mais perfeitamente realizados. Reprises, refrões,
codas, os gestos musicais são inconfundíveis. Bloch não estava apenas
ansioso por incluir os gestos ontológicos e utópicos da música em seu
catálogo de esperança (uma seção é dedicada a ela no volume três), mas
também por incorporar esses gestos na própria estrutura de sua principal
obra.
O estilo de O princípio esperança
Certamente, portanto, O princípio esperança
é uma obra literária por si mesma, e isso também pode explicar a
desconfiança com que o livro foi recebido nos círculos marxistas. Ao
lado da metáfora das altas montanhas está a do navio que se aventura
além das Colunas de Hércules, imagem herdada de Francis Bacon, a quem
Bloch muito admirava. Essas imagens tornam-se metáforas submersas,
muitas vezes logo abaixo do texto, aparentemente perdidas, e então
reaparecem com um novo significado, espelhando perfeitamente em termos
metafóricos a teoria de Bloch sobre o legado contínuo do conteúdo
utópico. O amanhecer para o adiante também é um aspecto do estilo de
Bloch. Uma imagem será filtrada no argumento antes de emergir em toda a
sua plumagem metafórica, como cifra real. Mas a filosofia de Bloch, é
claro, reconhece os vestígios residuais da consciência passada no
processo de avanço, e isso também se reflete no tecido do texto, que
revela uma grande quantidade de pós-amadurecimento de ideias e imagens,
reintroduções de motivos e metáforas, carregados de significado
renovado. Uma ideia repetida, como afirma Bloch em sua própria
introdução, pode ter aprendido algo nesse meio tempo. A escolha eclética
de registro por Bloch é em si um reflexo adicional de sua teoria da
presença mútua do passado e do futuro um no outro. Ele combina
arcaísmos, termos latinos e gregos, usos obsoletos, “Volksweisheiten”
(ditados e provérbios populares) com a linguagem do marxismo, ciência e
materialismo dialético para produzir uma espécie de léxico cultural da
língua alemã.
Como poeta, Bloch talvez seja um poeta da luz. A qualidade da luz, o
vermelho da manhã, o azul distante, a hora azul do crepúsculo são
expressões metafóricas de estados da consciência, tanto individual
quanto social, e de estados de esperança e realização. Ideias novas e
não-expiradas aparecem como vislumbres premonitórios e prolongados
fulgores pós-evento, brilhando à frente ou continuando a banhar a
história com sua luz que não foi extinta. Bloch constrói um medidor de
luz para a história, a fim de testar seu conteúdo utópico. A luz, e
todas as suas nuances, torna-se a “cifra real” mais fundamental do
livro. A teoria da “cifra real” é crucial para a compreensão do estilo
literário de Bloch e de seu uso da metáfora. Ele desenvolve a conclusão
de Goethe em “Fausto” de que “tudo o que é transitório não passa de uma
metáfora”, e vê os próprios objetos do mundo fenomênico como “cifras
reais” do enigma-do-mundo, ou seja, ele acredita que o mundo contém em
forma metafórica as assinaturas secretas do mistério-do-mundo que
precisa ser revelado. Bloch havia concebido essa ideia de traços ou
rastros que o segredo-do-mundo deixa atrás de si nos detalhes físicos do
mundo muito antes, em Traços, que começou a escrever em 1917, ainda que só o tenha concluído em 1930, mas é em O princípio esperança
que esse aspecto de sua teoria é desenvolvido em uma estética plena,
sintetizada com o conceito do Todo utópico possível que, se as forças
progressistas prevalecerem, poderá finalmente ser alcançado. A arte
está, portanto, fundamentalmente preocupada não com a imitação, mas com a
revelação do mundo, o processo pelo qual as imagens do
ainda-não-consciente são trazidas à consciência. Mas para Bloch a
realização bem-sucedida desse estado final utópico não é de forma
nenhuma uma inevitabilidade. Ele está igualmente ciente da cifra oposta
que circula pelo mundo, o Nada, que se expressou e que pode se expressar
novamente nas trevas do fascismo.
Aventurar-se além
Nossa tradução de O princípio esperança é a primeira conversão completa de qualquer das obras de Bloch para a língua inglesa. É irônico pensar que O princípio esperança
poderia ter sido publicado pela primeira vez na Inglaterra antes mesmo
de aparecer na Alemanha. Paul Tillich, entre outros, contribuiu com a
tentativa de publicar o livro em Oxford na década de 1940, mas no fim,
nenhum contrato chegou a ser assinado. A obra parece ter pairado,
rondando a consciência inglesa por muitos anos, com a sua chegada sendo
inibida pela resistência ao pensamento socialista heterodoxo na
filosofia acadêmica britânica. Este atraso é em si um verdadeiro exemplo
do ainda-não-consciente blochiano. Mas em nenhum sentido a leitura
desse livro aparece como um anacronismo. Sempre ao se ler Bloch, há a
impressão de uma mente que não está confinada a uma década específica,
mas que abrange o século, para frente e para trás. Em uma época de
reentrincheiramento cultural e pessimismo social, sua obra apresenta uma
reavaliação radical do pensamento socialista utópico. Mas não se trata
apenas de um catálogo acadêmico de pensadores socialistas e utópicos. Na
verdade, ainda que Bloch mantivesse suspeitas com a ideia de “Lebensphilosophie”,
de filosofias programáticas para a vida, ele fornece neste livro uma
agenda moral e intelectual pelo socialismo, um contra-argumento
filosófico e histórico à ideologia popular de que transformações
radicais em si representam um perigo e uma ameaça à humanidade e à
“ordem”. Ao fornecer uma visão panorâmica da história, Bloch demonstra
que são precisamente os pensadores radicais que “se aventuram além” da
existência disponível que ampliaram e humanizaram o mundo por meio da
inovação intelectual, científica e artística. Ele agora pode certamente
ocupar seu lugar entre os grandes inovadores e utópicos que abraçaram o
princípio da esperança. Apropriadamente, seu próprio epitáfio, retirado
deste livro, diz: “pensar significa aventurar-se além”.
Bloch não era um “utopista”, ele considerava sua filosofia
concretamente utópica, mediada por possibilidades reais, e sua filosofia
defende o envolvimento com o mundo, e não a sua contemplação.
Certamente não há nenhum sentimento de distanciamento, em sua vida ou em
sua obra, da realidade política e da sua prática. Desde o início, ele
foi um oponente incansável do imperialismo, do fascismo e da guerra.
Desde muito cedo teve consciência do potencial das armas nucleares, do Ultimum negativo,
da destruição a que poderiam ser dirigidas as inovações científicas do
homem. E ele nunca vacilou na crença de que o socialismo era, em última
análise, a única alternativa à aniquilação que o capitalismo
inevitavelmente traria se o homem não se aventurar além dele
politicamente e abraçar a mudança radical. O princípio esperança,
a obra central de Bloch, é uma declaração histórica e coletiva de
esperança contra essa aniquilação, mas também um guia prático para se
viver na sociedade do capitalismo tardio, em declínio cultural, onde a
possibilidade de uma sociedade verdadeiramente humana parece remota, e
onde a emoção dominante é o medo. Como alternativa, oferece uma teoria
socialista das emoções que, ao invés do medo, se baseia no mais forte
dos afetos expectantes – a esperança. Prevê uma nova sociedade onde
homens e mulheres possam finalmente se tornar seres humanos adequados,
vivendo, trabalhando e acima de tudo se divertindo em um mundo que tenha
se tornado uma Coisa-Para-Nós, ou nas palavras do próprio Bloch, onde o
homem caminhe ereto.
Sobre os autores
Neville Plaice, Stephen Plaice e Paul Knight Brighton
foram os tradutores da edição estadunidense de O princípio
esperança e de outros livros de Ernst Bloch publicados pela MIT Press na
década de 1980.
World History Encyclopedia
O Conceito Cristão de Sexualidade Humana como pecado
No mundo antigo, a sexualidade humana era crucial para a sorevivência
da tribo e do clan, bem como agradável, uma dádiva dos deuses. Milhares
de cultos nativos realçavam a fertilidade através de rituais e orações,
e os deuses antigos eram representados com deusas suas parceiras que
produziam descendentes. Havia uma ampla aceitação dos benefícios da
sexualidade humana: a procriação assegurava a sobrevivência da
comunidade. Representações de deuses e deusas estavam ou nus ou pouco
cobertos, realçando os atributos masculinos e femininos e os seus papéis
na fertilidade.
Cada membro da família tinha deveres religiosos, com o foco principal
na sua preparação para o seu eventual papel na procriação. Através da
procriação, as tradições dos antepassados podiam ser passadas de geração
em geração. Estes deveres eram apresentados como códigos de leis, e
todas as culturas os respeitavam como tendo origem no divino. O Cristianismo seguiu o mesmo padrão quando criou as suas próprias regras de comportamento para «a vida Cristã».
Os pais da igreja
OS CRISTÃOS AFIRMAVAM QUE A RAIZ DE TODO O MAL SE ENCONTRAVA NA SUA IDOLATRIA QUE CRIARA DESVIOS COMPORTAMENTAIS & SEXUAIS.
Em meados do século segundo d.C, depois da separação do Cristianismo
do Judaísmo, um grupo de dirigentes e bispos Cristãos (todos Gentios
convertidos), retroactivamente chamados de “Pais da Igreja”, escreveram
cartas e tratados que eventualmente se converteram em doutrina Cristã.
Quando o Império romano
começou a perseguir os Cristãos pelo crime de ateísmo (#”descrença nos
deuses”), os escritores Cristãos apelaram para o imperador romano para
provarem que os Cristãos eram, apesar de tudo, bons cidadãos.
Fizeram-no comparando o estilo de vida dos nativos com o dos
Cristãos. Este é um processo muito antigo de apresentar a própria visão
do mundo apontando os defeitos dos outros, e os Cristãos tinham muito
material com o qual trabalhar. A visível tirania de roma também era
criticada por outros autores. Por diversas razões os Cristãos declararam
que a raiz de todo o mal se encontrava na sua idolatria que criara
desvios comportamentais e sexuais. É por este motivo que a literatura
desse período parece estar quase obcecada com os tópicos de sexo e
sexualiudade humana.
Os Pais da Igreja foram influenciados pela sua educação e experiências:
O seu treino nas escolas de filosofia Romana e Grega
O seu conhecimento das Escrituras Judaicas
A sua interacção com o estilo de vida Greco-Romano
As escolas de filosofia (“o amor da sabedoria”) analizavam a relação
entre o corpo físico e a alma, então entendida como a essência do ser
que originava do mais nobre deus. Os desejos da carne, do corpo, não
deviam controlar a vida de cada um. Pelo contrário, o foco no espírito
(os mais elevados elementos da vida) devia ter sempre precedência.
Aplicavam a analogia do treino atlético no seu discurso. Com base no
termo Grego ascesis (“disciplina) ensinavam que os homens deviam treinar
o corpo contra o comportamento excessivo a comer, a beber e na
actividade sexual. O conceito é conhecido como asceticismo, a não
cedência aos desejos do corpo.
Era vitalmente importante controlar as paixões (o conceito de apathea),
particularmente quando envolvia relacionamento sexual. O momento do
orgasmo sexual era considerado a mais desviante perda de control por
parte dos homens. Isto não significava que as escolas ensinassem contra a
importância da procriação. Na sua maioria aprovavam o casamento com o
fim de povoar cidades-estado. Contudo o coito devia ser limitado ao
casamento e não praticado fora do contrato matrimonial.
As escolas de filosofia também ensinavam medicina e teorias médicas. A
forma como entendiam o género e os papéis de género estava “no sangue”.
Os homens tinham o sangue quente, o que os tornava activos; as mulheres
tinham sangue frio, tornando-as passivas. Os antigos conheciam ao
aspectos básicos do coito, mas acreditavam que uma mulher só podia
engravidar deitada de costas como receptáculo para o sémen. Era
consensual que todos os traços físicos provinham do sémen; o útero era
apenas uma incubadora para cuidar do feto até ao nascimento.
Os Livros dos Profetas & Um Conflito de Estilos de Vida
A história dos Judeus compreende diversos desastres nacionais tais
como a conquista pelos Assírios em 722 a.C e a conquista pelos
Babilónios e destruição do Templo em 587 a.C. Os Profetas de Israel
explicaram que Deus tinha usado nações estrangeiras para castigar Israel
pelo seu grande pecado de permitir a idolatria no seu solo. Porque a
idolatria envolvia divindades de fertilidade, usaram metáforas sexuais e
analogias. O termo para isto nas Escrituras Judaicas era pornea ,
“imoralidade sexual” ( e a fonte do termo moderno ‘pornografia’).
Tecnicamente, o termo significava uniões sexuais ilícitas e remetia para
códigos de incesto ou o grau de parentesco permitido no casamento. Para
os Profetas, a idolatria conduziu à imoralidade sexual, que por sua vez
levou à morte ( a violência dos desastres nacionais).
Quando Alexandre o Grande (r. 336-323 a.C) conquistou o Médio Oriente
e introduziu a cultura Grega, alguns Judeus reagiram à religião e
estilo de vida Grego. Criticaram a sexualidade aberta da cultura Grega
como moralmente incorreta e causadora de corrupção. Alguns judeus
criaram listas de vícios padrão para descrever os Gentios (não-Judeus).
Paulo o Apóstolo utilizou estas listas nos seus ensinamentos:
Ou não sabeis que os pecadores não herdarão o reino de Deus? Não vos
deixeis enganar: nem a imoralidade sexual nem os idólatras nem os
adúlteros nem os homens que têm sexo com homens nem os ladrões nem os
gananciosos nem os bêbados nem os mentirosos nem os vigaristas herdarão o
reino de Deus (1 Corintios 6.9-10)
Estas listas de vícios tornaram-se padrão na crítica Cristã da
cultura dominante. No século I d.C, os cultos religiosos antigos
conhecidos como Mistérios eram populares. Os Mistérios (Deméter,
Dionísio, Magna Mater (Deusa Mãe), Bona Dea (Boa Deusa) tinham rituais
de iniciação em que os participantes juravam manter em segredo esses
rituais. As convenções sociais eram temporariamente postas de lado, as
mulheres bebiam abertamente vinho, e até os escravos eram bem vindos. As
pessoas não participantes afirmavam que esses rituais incluíam
comportamentos sexuais divergentes e secretos, e embriaguez. A palavra
Grega orgia significava originariamente “rituais religiosos”,
mas era nessa altura usada pelos Cristãos para descrever todos os
festivais religiosos dos nativos como orgias desviantes.
Este conceito dos antigos estilos de vida pagãos ainda aparece nas
opiniões modernas e nas representações de Hollywood. Contudo, é
importante reconhecer que a literatura Cristã sobre os pagãos era
polémica; argumentos para ter em mente. Ainda nos podemos espantar com
as atitudes antigas em relação à sexualidade, especialmente entre os
ricos e famosos de Roma. Mas polémica não é evidência. A maioria dos
não-Cristãos continuaram a seguir os códigos sociais nos seus papéis de
casarem e procriarem para benefício da comunidade.
Contudo, os Pais da Igreja adoptaram o termo “imoralidade sexual” (pornea)
como a descrição genérica do estilo de vida Greco-Romano, que levava à
condenação na vida após a morte. A maior parte das Bíblias Inglesas
traduzem “imoralidade sexual” como “fornicação”, derivada do Latim forne
(“arcos”) devido ao facto de as prostitutas de rua conduzirem o seu
negócio debaixo de arcos. Fornicação tornou-se num termo significando
relação sexual fora do casamento.
O Pecado de Eva & Todas as Mulheres
As opiniões dominantes acerca das mulheres na Roma antiga integravam a
ideia que as mulheres tentariam sempre seduzir os homens para que os
pudessem controlar ou dominar. Sendo mais fracas, a sedução (as suas
roupas, a maquilhagem e o comportamento sexual) eram as únicas armas de
que as mulheres dispunham. Os escritores Cristãos também reflectiram
acerca da origem desta natureza inerente das mulheres e reinterpretaram
os acontecimentos que levaram à queda no Jardim do Paraíso.
O Genesis explicou a forma como o mal entrou no mundo através do
pecado de desobediência de Adão e Eva. Os Cristãos começaram a atribuir
apenas a Eva a culpa da queda. Originalmente apenas uma personagem da
narrativa no Genesis, a serpente era agora considerada o Demónio.
Utilizando iconografia do deus Pan da fertilidade, o Demónio seduziu Eva
com o seu enorme falo. Deus tinha criado o coito como um mecanismo de
procriação, mas através da sedução da própria Eva e a posterior sedução
de Adão, a luxúria entrou no jardim e tornou-se parte do coito humano.
Um bispo do Norte de Africa, Tertuliano (160-225d.C) tinha bastante a dizer acerca das mulheres e da sexualidade:
E não sabes que tu és Eva? A sentença de Deus ainda paira
sobre todas do vosso sexo e o seu castigo recai sobre ti. Tu és a porta
de entrada do demónio; tu és aquela que primeiro violou a árvore
proibida e quebrou a lei de Deus. Foste tu que te insinuaste em redor
daquele que o Demónio não tinha força suficiente para atacar. Com que
facilidade destruíste aquela imagem de Deus: o Homem! Por causa da morte
que mereceste, até o Filho de Deus teve que morrer (Sobre o Vestuário
das Mulheres, Capítulo 1).
De acordo com Tertuliano, o pecado da luxúria foi o motivo porque
Deus teve que enviar Cristo ao mundo para morrer e expiar o pecado
original. Tal como Cristo Expiou o pecado de Adão, o pecado de Eva foi
expiado na vida de Maria, mãe de Jesus. O século II d.C produziu
histórias dos antecedentes de Maria, que fora criada por sacerdotes no
templo onde nunca encontrara o mal, e Maria foi consagrada como uma
virgem perpétua e o modelo ideal para todas as mulheres.
Por ser um mal necessário, os Pais da Igreja tinham regras para o
coito humano. Só era permitida uma posição: o homem por cima e a mulher
por baixo. Qualquer outra forma denunciava que o objectivo não era a
procriação, mas a luxúria. Quando mais tarde os missionários Cristãos
foram ao encontro dos povos indígenas nas Américas, África e Ásia,
ensinaram-lhes a forma ‘correcta’ de ter sexo; é daqui que decorre a
designação de ‘posição do missionário’. A relação sexual só podia ter
lugar dentro de um casamento Cristão legal e o coito só se podia
realizar quando a mulher estava fértil. A partir do momento em que a
mulher entrava na menopausa ou se fosse infértil durante vários anos,
toda a actividade sexual tinha que cessar.
Celibato & Castidade
No século II d.C como religião independente, o Cristianismo
estabeleceu uma hierarquia institucional com a eleição de bispos
(«superintendentes») mas não existia uma autoridade central tal como
mais tarde o Vaticano que instituiu conceitos e rituais universais; cada
comunidade seguia diversos ensinamentos próprios. Entre estas
comunidades existiam Cristãos Gnósticos. Gnosis significa
«conhecimento», e eles afirmavam que tinham o conhecimento secreto tanto
da natureza de Cristo como dos seus ensinamentos. A maior parte dos
sistemas Gnósticos afirmavam que os corpos humanos tinham sido criados
por um deus maldito, inferior. Eles pregavam que Jesus Cristo nunca teve
um corpo humano; apenas aparecia sob essa forma para nos ensinar.
OS PAIS DA IGREJA ADOPTARAM ALGUMAS IDEIAS
GNÓSTICAS NA SUA HIERARQUIA INSTITUCIONAL& ADOPTARAM OS CONCEITOS
GÉMEOS DE CELIBATO & CASTIDADE PARA O CLERO CRISTÃO.
Para eliminar a criação de corpos malditos, os Gnósticos foram os
primeiros ascetas a praticar o celibato e a castidade. Celibato
significava tecnicamente nunca contrair o contrato de casamento,
enquanto a castidade significava nunca se entregar à sexualidade humana.
Os Pais da Igreja reagiram contra estes ensinamentos com os conceitos
inovadores de ortodoxia («crença correcta») e heresia («crenças
divergentes»). Apesar disso, os Pais da Igreja adoptaram algumas ideias
gnósticas na sua hierarquia institucional e adoptaram os conceitos
gémeos de celibato e castidade para o clero cristão. Isto consagrou o
clero acima dos outros porque foi considerado um sacrifício de vida. Os
bispos sacrificavam uma vida normal de casamento e filhos para se
dedicarem à igreja. Isto criava uma aura de santidade aos dirigentes
Cristãos, não manchados pelos pecados da sexualidade.
Agora, já a escrever em Latim, os Pais da Igreja utilizaram os termos
‘concupiscência’(«desejo forte») e ‘continência’ («abstenção»).
Escreveram-se tratados sobre os detalhas da promoção do ascetismo, que
incluíam dieta. Comer carne conduz a uma natureza animal e beber vinho
traz desejos sexuais. O controle e a abstenção dos desejos do corpo
tornou-se um ideal para a vida espiritual .
O Apóstolo Paulo acreditava que o reino de Deus estava eminente e que
todas as convenções sociais seriam transformadas. Disse aos casais que
estavam noivos para continuarem assim e não se casarem e recomendou às
viúvas que não procurassem um segundo casamento. Os Pais da Igreja
consideraram os ensinamentos de Paulo como preceitos universais e
criaram a ideia inovadora de virgindade para toda a vida como o ideal
para todos os homens e especialmente para as mulheres. Os Cristão eram
pressionados para entregarem as filhas ‘em excesso’ ainda jovens para
que devotassem a sua vida à igreja. Quando os Cristãos começaram a
construir igrejas (Basílicas) uma das formas de as conceptualizar como
um espaço sagrado era através da presença física destas virgens nas
comunidades. As viúvas não se deviam casar e era esperado que
contribuíssem com os fundos que tinham herdado para o trabalho de
caridade das comunidades Cristãs.
O monasticismo Cristão começou com António do Egipto (c.250 d.C)
quando foi viver para o deserto para devotar a sua vida a Deus. Em breve
outros o seguiram, e a criação de mosteiros e conventos proporcionou
instituições para vida comunitária. Os monásticos também acreditavam no
ascetismo, disciplinando o corpo, particularmente contra as tentações do
Demónio. Conhecidos como «os Pais e as Mães do Deserto», os seus
escritos apresentam em detalhe a sua luta contra o Demónio e os seus
agentes, que os tentavam com imagens de grandes banquetes e mulheres
sedutoras. Os monásticos tornaram-se os modelos ideais do uso da oração
para disciplinar os desejos do corpo.
Agostinho & o Pecado Original
Agostinho de Hipona (354-430 d. C) foi bispo no Norte de África onde fundou o seu próprio mosteiro. A sua obra Confissões
é considerada a primeira autobiografia no Ocidente. Antes da sua
conversão ao Cristianismo (386 d.C), ele tinha vivido publicamente
durante 15 anos com uma mulher. Tendo escolhido ser um bispo
celibatário, Agostinho não tinha qualquer problema com o lado físico do
sexo. Contudo, não conseguia deixar de pensar nisso, o que o levou a
reflexões sobre os motivos que levam os humanos para o mal e a cometer
pecados quando sabem a diferença entre o bem e o mal.
Numa famosa passagem das Confissões , Agostinho conta que
quando era um adolescente, ele e um grupo dos seus amigos roubaram fruta
da árvore de um vizinho. Nem eram pobres nem tinham fome. Porque o
fizeram? À semelhança de muitos escritores Cristãos, Agostinho procurou
uma resposta no Genesis e na perda do Paraíso. Depois da criação «Adão e
a sua mulher estavam ambos nus e não sentiram vergonha» (Genesis 2:25),
mas depois de a serpente entrar na história e de Adão e Eva terem
desobedecido a Deus, «os olhos de ambos abriram-se e perceberam que
estavam nus; por isso uniram folhas de figueira e cobriram-se com
elas»(Genesis 3:7). Quando Deus os veio procurar, eles estavam
escondidos porque estavam nus e envergonhados. Por outras palavras,
entre as duas passagens, algo ‘mau’ tinha acontecido – relação sexual
apaixonada.
Mas não foi Deus que criou os genitais? Não foi Deus que ordenou
«sede férteis e multiplicai-vos» (Genesis 9:7). Sim, disse Agostinho,
mas, originalmente, esta função era apenas uma função natural dos
humanos, tal como andar ou comer. O pecado não foi tanto a desobediência
, mas a inclusão de luxúria no coito. O Genesis associa o acto deles
com a vergonha de terem perdido o controle das suas paixões, a vergonha
da nudez, e este acto foi responsável pela morte humana. Além da culpa,
Agostinho juntou um elemento único ao pecado da luxúria. Como
progenitores de todos os humanos, o primeiro acto de coito deixou uma
mancha negra no feto, a marca do Pecado Original. Esta mancha passou-se a
todos os descendentes porque todos os fetos foram concebidos através do
coito. Então porque é que os humanos praticam o mal? Não o podemos
evitar; porque o herdámos.
Segundo Agostinho, Deus criou inicialmente o livre arbítrio nos
humanos, que se perdeu naquele momento no Paraíso devido ao pecado da
luxúria. Os seus descendentes já não têm a capacidade de escolher
livremente o bem sobre o mal; esta liberdade foi superada pelo poder do
pecado, agora presente no corpo. Agostinho refere-se à humanidade como
as massas condenadas por termos sido concebidos no pecado. O baptismo
era o ritual de iniciação para a admissão na comunidade, mas não
eliminava completamente a tendência humana para o mal. Adoptando uma
ideia de Paulo, a única coisa que pode salvar a humanidade da condenação
era a graça de Deus. Graça, neste contexto, deriva da palavra Grega charis
, que significa «dádiva». A dádiva de Deus à humanidade foi enviar
Cristo para conduzir ao caminho da salvação, o perdão dos nossos
pecados. Isto era verdadeiramente uma dádiva porque os humanos nunca
poderiam alcançar a salvação pelos seus méritos próprios.
Agostinho mudou para sempre a interpretação da história de Adão e
Eva. De notar que não existe nenhuma descrição de sexo no Jardim do
Paraíso; eles têm os seus primeiros filhos depois de serem expulsos do
Paraíso. Contudo a sua versão tornou-se a regra padrão na literatura e
arte ocidentais.
O Legado da Visão Cristã sobre Sexualidade Humana
Os primeiros anos do Cristianismo sofreram perseguição, fome, pragas,
perturbações dinásticas, guerras e invasões de bárbaros. Então como
agora, as pessoas tentavam compreender todas estas catástrofes através
de uma lente religiosa. Na perspectiva de Agostinho, o mal existe devido
à perda da liberdade de escolha; o pecado é a incapacidade de resistir à
tentação. A matéria em si não é um mal, mas o excesso material (os
pecados da carne) é. Os humanos são considerados responsáveis pelo mal, e
serão julgados por Deus. A solução que apresenta é a fé em Cristo e a
prática da auto-disciplina.
Os escritos de Agostinho difundiram-se pela Europa e tornaram-se fundamentais para a igreja medieval
. As regras e regulamentos de comportamento Cristão foram validadas
como tendo sido originadas nos pecados do corpo. Martinho Lutero
(1483-1546), um ex-monge Agostiniano, aplicou os seus ensinamentos à
Reforma Protestante. À medida que surgiam os estados-nação no período
moderno, as leis civis codificaram muitas destas regras de comportamento
nas suas constituições. A herança destas ideias permanece inserida no
discurso moderno dos usos e abusos do corpo.
Advogada e docente universitária (Direito de Família, Direito Penal,
Direitos
Humanos), reformada.Prática de advocacia na área do Direito de Família e
da violência contra as mulheres.No presente, trabalho voluntário na
área de Gerontologia.
Rebecca I. Denova, Ph.D. é Professora Emérita de Cristianismo Primitivo
no Departamento de Estudos Religiosos da Universidade de Pittsburgh. Ela
escreveu recentemente um livro de ensino, "The Origins of Christianity
and the New Testament" ("As Origens do Cristianismo e do Novo
Testamento"), publicado pela Wiley-Blackwell.
Uma guerra quente está ocorrendo no coração do subcontinente europeu
que, se você consultar um mapa geográfico, vai desde o cênico Cabo da
Roca em Portugal (entrada gratuita) até a majestosa cordilheira dos
Urais, na borda leste da Rússia européia. O locus atual está nas
províncias russas recém-adquiridas de Lugansk, Donetsk, Zaporozhye e
Kherson. Junto com algumas outras províncias, como Odessa, Kharkov e
Kiev, essas eram terras russas até que Vladimir Lenin achou por bem
reuni-las em uma República Socialista Soviética Ucraniana inventada às
pressas. Mas essa entidade quimérica já se foi há mais de 30 anos e o
que veio em seu lugar se mostrou inviável e está em estágio avançado de
decomposição política. É a proverbial mala sem alça: impossível de
levantar, mas valiosa demais para deixar para trás; daí o conflito
atual, que é sobre abri-la e pegar o que está dentro dela.
No que diz respeito às guerras, é real, empregando tanques, APCs (Armored Personal Carriers),
todos os tipos de artilharia, foguetes, trincheiras, infantaria e assim
por diante. Como na maioria das guerras, esta é baseada em alguns
mal-entendidos. Os EUA e seus parceiros da NATO se recusam a entender
que a Rússia quer seu próprio território de volta e continuam pensando
que essa demanda é de alguma forma negociável. Eles também têm
trabalhado sob o equívoco de que seria de alguma forma possível derrotar
a Rússia simplesmente fornecendo às infelizes forças ucranianas algum
lixo de guerra obsoleto e alguma inteligência, impondo algumas sanções
econômicas à Rússia, tentando isolá-la politicamente e tomando várias
outras medidas semelhantes que os russos mal notaram. Os russos estão
ganhando tempo e esperando que todos caiam em si e lhes dêem o que
querem, enquanto esmagam as tropas ucranianas aos milhares.
Os americanos parecem estar recuperando o bom senso: menos de um ano
após o início do conflito, muitos deles já estão declarando que mais
apoio aos ucranianos é uma má ideia. Mas então ninguém sabe o que seu Imperador Dementius Optimus Maximus,
Destruidor dos Gasodutos do Norte, fará. Seu objetivo declarado era
enfraquecer a Rússia, mas como a Rússia só se fortaleceu nesse ínterim,
talvez ele pudesse tentar fortalecer a Rússia. (Sabe, se você não
consegue soltar algo empurrando, tente puxá-lo.) Os alemães, por outro
lado, estão vacilando. Sua ministra das Relações Exteriores, cheia de
ginástica, Annalena, anunciou recentemente que a Europa está em guerra
com a Rússia, e então se corrigiu apressadamente: a Europa não está (nein! nicht!)
em guerra com a Rússia. Por outro lado (lado número três), o
primeiro-ministro da Polônia, Tadeusz Morawiecki, declarou desde então
que derrotar a Rússia é a razão de ser da Polônia. Isso fez com que a
Rússia e a Alemanha se sentassem e olhassem diretamente uma para a
outra. Você vê, a Polônia é um daqueles países que continua piscando
entre dentro e fora da existência.
Ele existe quando seus vizinhos estão passando por um período de
fraqueza ou estão se sentindo magnânimos, e desaparece quando em questão
de algumas décadas se torna raivosamente nacionalista e seus vizinhos
decidem que já tiveram o suficiente. Mas pelo menos a Polónia é uma
nação histórica cuja existência foi atestada nos anais da história
europeia, ao contrário da Ucrânia, que a edição de 1911 da Encyclopaedia
Britannica definiu da seguinte forma:
Que isso seja um conto de advertência para Morawiecki e sua turma;
quanto ao resto, se eles realmente caírem em si, provavelmente desejarão
negociar com a Rússia. E então as perguntas se tornam: o que há para
negociar? e com quem negociar? Vamos tentar responder a cada uma delas.
Quanto aos objetos de negociação, existem as novas regiões russas de
Donetsk, Lugansk, Zaporozhye e Kherson e a relativamente nova região
russa da Crimeia. Estas não podem ser objecto de negociação porque a sua
adesão à Federação Russa já foi ratificada e a sua alienação seria
inconstitucional. Depois, há as terras russas ainda a serem libertadas:
Nikolaev, Odessa, Kharkov, Sumy, Kiev e algumas outras. Aqui, muito
depende se a Rússia realmente os quer ou não: Nikolaev e Odessa –
provavelmente; o resto – talvez.
Mas então não vamos esquecer as exigências de segurança que a Rússia
fez há pouco mais de um ano: recuo da NATO para suas fronteiras de
1997, retirada de todas as armas ofensivas da NATO e tropas
estrangeiras, com neutralidade para todos os países intermediários.
Essas demandas podem ser atendidas da maneira mais fácil – dando à
Rússia o que ela quer e, de fato, o que havia sido prometido quando
concordou com a reunificação da Alemanha, ou da maneira mais difícil –
como resultado de um impasse nuclear tenso, possivelmente com grandes
danos colaterais. Tendo em mente que, neste ponto, a Rússia tem domínio
geral da escalada, seria mais sensato seguir o caminho mais fácil e
reduzir a NATO. Pelo menos, isso permitiria manter intacto o núcleo
dela.
E depois há a questão de quem está lá para negociar. Após o fiasco de
oito anos dos acordos de Minsk, segundo os quais a Ucrânia seria
federalizada e Donetsk e Lugansk teriam autonomia, e depois que seus
fiadores europeus confessaram que tudo não passava de uma farsa e uma
tática protelatória com o objetivo de dar à Ucrânia uma chance de se
rearmar e retreinar, os fiadores dos acordos de Minsk – França e
Alemanha – obviamente não são confiáveis. E depois das recentes
revelações, graças ao veterano jornalista investigativo Seymour Hersh,
que a explosão dos oleodutos Nord Stream – um ato de terrorismo
internacional – foi realizada sob ordens diretas do imperador americanoDementius Optimus Maximus,
os EUA obviamente não são confiáveis também. Quem resta para a Rússia
negociar? O palhaço vestido de cáqui viciado em drogas escondido em seu
bunker em Kiev? Isso seria idiotice.
E assim a única escolha é recuar e deixar o massacre ucraniano
continuar até que o lado ucraniano caia para a contagem. O que se
seguirá pode ser chamado de negociações, por educação, mas, em essência,
o que provavelmente acontecerá é que a Rússia especificará — não
pedirá, não exigirá — o novo formato das coisas na Europa Oriental. E
isso, ouso dizer, seria realmente um resultado positivo. Sim, as guerras
são coisas desagradáveis; soldados morrem, mães choram. Edifícios
históricos são danificados e destruídos. Mas às vezes são inevitáveis
— por causa da natureza humana. Essa é minha opinião ponderada e estou
disposto a defendê-la. “Mas as guerras são tão… violentas!” alguns de
vocês podem objetar, e a violência é, obviamente, abominável. E, em
geral, eu concordaria. Porém… (o que se segue é um pouco de filosofia,
que você pode pular se não gostar de filosofia).
Há aqueles que defendem a mais estrita não-violência. Há também
aqueles que veem tal abordagem como um absurdo completo e absoluto;
alguns até acham isso tão irritante que dá vontade de socar as luzes dos
malditos pacifistas, mas são forçados a se conter, causando grande
stress para si mesmos. Por sua vez, o stress é uma das principais causas
de problemas de saúde – tanto psicológicos quanto fisiológicos.
Deixando de lado a questão filosófica de se provocar alguém a cometer
violência, seja por meios violentos ou não violentos, é em si um ato de
violência, a mais estrita não-violência é teoricamente possível?
Livrar-se de toda a violência não elimina de forma alguma o problema
da agressão; simplesmente a manda para o subterrâneo e a transforma em
agressão passiva. Por sua vez, ser submetido a uma agressão passiva faz
com que as pessoas queiram dar um soco no agressor e, sendo forçadas a
se conter, causam grande stress que, por sua vez, causa problemas de
saúde – tanto psicológicos quanto fisiológicos. Esses problemas têm
apenas uma solução fácil: apagar as luzes da pessoa agressiva passiva;
e não é apenas eficaz, mas também profundamente satisfatório. Assim,
fechamos o círculo. E enquanto o caráter de muitas pessoas desagradáveis
é bastante aprimorado por eles de vez em quando serem esbofeteados na
cabeça ou apanhados e jogados nos arbustos quando merecem, ninguém
jamais melhora sendo submetido a uma agressão passiva.
É uma lei da natureza que praticamente qualquer criatura, humana ou
não, se você cuidar bem dela e pedir pouco ou nada em troca, com o tempo
se tornará insolente, começará a se sentir no direito e irá começar a
fazer exigências cada vez maiores e mais irracionais. Todas as formas
educadas de dissuasão serão inúteis; qualquer tentativa de privar o
referido bicho dos referidos benefícios, confiná-lo ou de outra forma
restringir seus movimentos, ou influenciá-lo por outros meios não
violentos, será recebido não como punição, mas como uma injustiça. Seus
gritos ou gestos serão simplesmente ignorados e a situação ficará cada
vez pior com o tempo. A solução, porém, é a própria simplicidade: basta
dar um tapa no dito bicho, ou chicoteá-lo, ou agarrá-lo pela nuca e
sacudi-lo vigorosamente, e depois ignorá-lo por um tempo.
Se você pensa que a ação disciplinar é exclusiva dos humanos e seus
pupilos e animais de estimação, não é: ela também é praticada pelos
carvalhos em relação aos esquilos. Os esquilos gostam de bolotas e as
enterram, depois as desenterram e as comem. No processo, eles esquecem
onde enterraram boa parte das bolotas, o que permite que elas brotem em
mudas, algumas das quais se transformam em árvores adultas que produzem
bolotas. Isso é bom para as árvores e também para os esquilos. No
entanto, com o tempo, os esquilos otimizam sua operação desenvolvendo
uma memória melhor: em vez de enterrar muito mais bolotas do que
desenterrar e comer, eles enterram apenas o suficiente e encontram e
comem a maioria delas, cruzando a linha tênue entre simbiose e
parasitismo. E então todas as árvores conspiram (conceitualmente
falando; o mecanismo exato de como elas fazem isso permanece um
mistério) e, por uma temporada inteira, não produzem bolotas. Sendo
árvores, os carvalhos são obrigados a recorrer a meios agressivos
passivos, mas o fazem em grande escala. Os esquilos eficientes morrem de
fome (ou simplesmente passam fome e não conseguem produzir
descendentes), enquanto os esquilos ineficientes simplesmente precisam
pensar e cavar um pouco mais, e mais deles sobrevivem. A eficiência é
punida, a ineficiência é recompensada e a simbiose é restaurada.
O que vale para as pessoas e seus animais de estimação, e carvalhos e
esquilos, também vale para as nações, sejam elas grandes ou não tão
grandes. E é por isso que de vez em quando temos que ter guerras.