#Acte11 #GiletsJaunes : l’appel à la grève générale et la convergence avec les syndicats de luttes CGT, FSU et SUD.
L’acte 11 de la mobilisation des gilets jaunes
se prépare, et ce sera dans bien des endroits un moment de convergence
avec les syndicats de luttes, un moment de préparation de la grève générale à quelque jours de la journée nationale de grève le 5 février dans toute la France et dans tous les secteurs à l’appel de la CGT.
Les gilets jaunes appellent à la grève générale
Immédiatement après que la CGT a appelé à la grève générale le 5
février, les gilets jaunes ont fait chorus, appelant à participer à
cette grève et à prolonger le mouvement par une grève générale
illimitée.
Avec notamment un appel de la principale figure du mouvement, Eric
Drouet dès le 22 janvier, mais également par des appels tels que celui
des gilets jaunes du Havre
La convergence avec les syndicats de luttes : l’exemple de la Seine Maritime et des Bouches du Rhône et du Tarn / Aveyron
L’acte 10 au Havre a été marqué par une manifestation commune gilets jaunes et gilets rouges de la CGT
Une manifestation très réussie, proclamant le tous ensemble de la classe des travailleurs.
Une initiative évidemment totalement censurée par la presse du
pouvoir, mais qui est révélatrice de la convergence des luttes qui se
produit partout en France. Tournant le dos à ceux de ces états-majors
confédéraux qui préfèrent à l’image de Berger à la CFDT rouler pour les
patrons avec Macron que de se trouver au coté des gilets jaunes pour
défendre les travailleurs.
Une initiative qui n’est pas isolée. En témoigne l’appel à manifester
tous ensemble, en même temps et au même endroit lancé par les gilets
jaunes et l’intersyndicale CGT FSU SUD des Bouches du Rhône, qui pour
l’acte 11 des gilets jaunes se trouveront dans une manifestation commune
au départ à 14 h du Vieux Port.
Dans le Tarn et l’Aveyron c’est un appel commun FSU CGT SUD et Gilets Jaunes qui appelle à la manifestation ce samedi.
LIDIA FALCÓN O’NEILL es
licenciada en Derecho, en Arte Dramático y Periodismo y Doctora en
Filosofía. Nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Wooster,
Ohio. Es fundadora de las revistas Vindicación Feminista, y Poder y Libertad, que actualmente dirige.
Creadora
del Partido Feminista de España y de la Confederación de Organizaciones
Feministas del Estado Español. Ha participado en el Tribunal
Internacional de Crímenes contra la Mujer de Bruselas, en el congreso
Sisterhood Is Global de Nueva York, en todas las Ferias Internacionales
del Libro Feminista y en los Foros Internacionales de la Mujer de
Nairobi y de Beijín.
Es
colaboradora de numerosos periódicos y revistas de España y de Estados
Unidos. Ha publicado 42 libros. En el terreno del ensayo destacan: Mujer y Sociedad, La Razón Feminista, Violencia contra la mujer, Mujer y Poder Político y Los Nuevos Mitos del Feminismoque han sido traducidas a varios idiomas.
Así mismo, tiene una extensa obra narrativa Cartas a una idiota española, Es largo esperar callado, Los hijos de los vencidos, En el Infierno, El juego de la piel, Rupturas, Camino sin retorno, Postmodernos, Clara, Asesinando el Pasado, Memorias Políticas, Al Fin estaba Sola, Una Mujer de nuestro Tiempo, Ejecución Sumaria y el libro de poesías Mirar Ardiente y Desgarrado.
Se
dice que en la guerra la primera víctima es la verdad, y en la guerra
del imperio norteamericano y la derecha mundial contra el gobierno
bolivariano de Venezuela la verdad ha sido asesinada alevosamente en la
propaganda de todos los medios de comunicación fascistas y
reaccionarios.
Estoy
viendo en la televisión las manifestaciones de miles de personas contra
Maduro y a favor del autoproclamado presidente Guaidó, mientras éste
organiza una rueda prensa a decenas de medios de comunicación
internacionales en plena calle. Y los voceros de la derecha, incluyendo a algunos izquierdistas reconvertidos, no paran de calificar a Venezuela de dictadura.
Como cada vez debemos ser menos los supervivientes de la dictadura
franquista casi nadie da testimonio de lo que es una dictadura. En
Venezuela se han convocado elecciones periódicamente durante veinte años
y a ellas se han presentado todas las formaciones políticas que han
querido; los medios de comunicación de la oposición difunden todas las
críticas al gobierno que les parecen, incluyendo un montón de falsedades
como pude comprobar personalmente en mis viajes a Venezuela; a nadie se
denuncia ni se detiene por crear un partido político contrario al
gobierno o por organizar un acto público, en la calle o en un local para
criticar el régimen. Y se sigue diciendo desde este altavoz occidental
que Venezuela es una dictadura.
Se han producido tres golpes de Estado contra el gobierno bolviariano desde que Hugo Chávez ganó las elecciones en 1998. Desde
2002, en Venezuela, cuando se organizó el primer golpe de Estado contra
el comandante Hugo Chávez el gobierno bolivariano ha sido víctima de
toda clase de conspiraciones para derrocarle. Y a partir de la elección
de Maduro la oposición montó las guarimbas, grupos de matones y asesinos
que se dedicaron a asaltar y asesinar a los manifestantes chavistas,
atentados que también ocasionaron víctimas entre la población civil. EEU
le ha impuesto el boicot económico incluyendo al petróleo, en la misma
forma que lo hace con Cuba, lo que está conduciendo al país a la escasez
de alimentos y medicinas,
Los
golpes de Estado organizados por EEUU en América Latina han tenido
diferentes génesis. Desde los que se impusieron rápidamente por la
invasión militar del país: República Dominicana la primera vez en
1916-1924, la segunda en 1965, en los que el Cuerpo de Marines entró en
la isla y cambió los gobiernos que en aquel momento actuaban en el país.
Nicaragua, Granada, Panamá, Cuba, sufrieron invasiones directas y ocupación del país por el ejército de EEUU,
para cambiar gobiernos y regímenes. Salvador Allende, presidente
democráticamente elegido en Chile por su pueblo fue asesinado el 11 de
septiembre de 1973 por el golpe de Estado del general Pinochet,
financiado y organizado por Kissinger, Secretario de Estado de EEUU.
El 28 de junio de 2009 el presidente de Honduras, Manuel Zelaya fue secuestrado en su casa por el Ejército de su país, en medio de la noche y enviado, en pijama, en un avión a Costa Rica, en unaoperación organizada y financiada por EEU. Pretendía cambiar la Constitución de su país mediante un referéndum popular.
Otros
se han concebido mediante la presión económica y mediática, u
organizando una oposición armada en el interior o en las fronteras del
país, como sucedió en Nicaragua. La intervención del Departamento de
Estado de EEU y la CIA en los países latinoamericanos, desde la guerra
de Cuba en 1898, es una constante en la historia de ambos continentes.
El gobierno de Norteamerica no quiere consentir que en su “patio
trasero” se puedan crear regímenes socialistas.
Y menos en Venezuela, que posee las reservas de petróleo más importantes del mundo, y coltán, hierro, diamantes.
El personaje que acaba de ser nombrado nuevo enviado de EE.UU.
para Venezuela como representante especial del Gobierno de Trump, con
el fin de encabezar la “restauración de la democracia” en Venezuela, es
Elliott Abrams, el que fue arquitecto del golpe contra Chávez en 2002.
Se espera que Abrams coordine todos los esfuerzos diplomáticos de EE.UU. para reemplazar al presidente Nicolás Maduro con el autoproclamado presidente Juan Guaidar, que ha sido reconocido por Trump media hora después de su autoproclamación.
El
tal Elliot Abrams, fue secretario de Estado adjunto de derechos humanos
de la Administración Reagan en la década de 1980. Abrams apoyó a los
dictadores respaldados por Estados Unidos en Guatemala, El Salvador y
Honduras. También participó en el escándalo Irán-Contra: altos
funcionarios del Gobierno de Reagan, a pesar de la prohibición del
Senado, autorizaron la venta de armas al Gobierno iraní durante
la guerra de Irán-Irak. Luego usaron los ingresos de estas ventas para financiar el movimiento armado Contra nicaragüense, creado por EE.UU. para atacar al Gobierno sandinista.
Abrams
finalmente fue declarado culpable de mentir al Congreso sobre el caso
Irán-Contra, pero fue indultado de inmediato por el presidente George
H.W. Bush. En la década de 1990 se convirtió en miembro fundador del
Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, un grupo de expertos
neoconservadores con ideas belicistas. En 2001, volvió al Gobierno
estadounidense y fue nombrado director del Consejo de Seguridad Nacional
del presidente George W. Bush. Abrams ejercía una fundamental
influencia en la política de EE.UU.
en Medio Oriente en ese momento, y fue uno de los arquitectos de la
guerra de Irak de 2003. Además, jugó un papel clave en el intento de
golpe de Estado de 2002 en Venezuela contra el presidente Hugo Chávez,
dañando la relación entre Washington y Caracas después de que el complot
finalmente fracasara.
Esta
y no otra es la radiografía del papel que el Departamento de Estado de
EEUU está jugando en Venezuela contra los gobiernos bolivarianos, desde
1998. Nada tiene que ver en los planes del gobierno norteamericano la
defensa de los derechos humanos, la implantación de la libertad y la
lucha contra la pobreza, y otros falsos argumentos que tanto Trump como
sus aliados de derecha en América y Europa están esgrimiendo.
Entre otros, los ilustres líderes del PP y Ciudadanos, que nada dicen
de los gobiernos tiránicos de Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos árabes, del
genocidio palestino por parte de Israel, de las masacres continuadas en
Irak, Afganistán, Libia, Siria, de la guerra de Yemen.
Cómo se fabrican las condiciones para justificar el golpe de Estado en Venezuela.
Desde el fracaso del golpe de 2002, EEUU y sus aliados, y ante las
evidentes dificultades para proceder a una invasión militar, han
decidido bloquear la economía del país. La primera medida fue bajar
repentinamente el precio del petróleo con lo que perjudicaban además a
Irán y a Rusia. Se procedió a boicotear la producción y la importación
de los productos de primera necesidad. Teniendo en cuenta la
permisividad del gobierno bolivariano con sus enemigos, los cinco
grandes sectores de producción fundamentales para la supervivencia del
país permanecen en manos privadas sin que hayan sido incautados y
socializados, entre las que se encuentran las grandes corporaciones
norteamericanas.
La
comida que produce, importa, procesa y distribuye la empresa venezolana
La Polar, manteniendo el monopolio que ha tenido siempre, le permite
esconder y retirar del mercado los suministros alimenticios, provocando
carestía y malestar en la población. La ropa, el calzado, los tejidos,
que se fabrican o importan por varias multinacionales, son objeto
también de secuestro por parte de esas corporaciones. Los productos
farmacéuticos, los cosméticos, de higiene y de limpieza. La telefonía
fija y móvil. Y el petróleo, que a pesar de haber sido nacionalizado
solamente se puede comercializar cuando se ha extraído, refinado y
transportado. Operaciones todas en manos de las compañías
estadounidenses.
Dependiente,
por tanto, el gobierno venezolano del suministro y reparto de los
productos de primera subsistencia por parte de las compañías privadas,
el sabotaje continuo y la ocultación de insumos han causado la pobreza y
el malestar de la población venezolana, de la misma forma que en el
gobierno de Allende se secuestraron los alimentos, se incautó el cobre y
se movilizó a ciertos sectores, como los transportistas, contra su
gobierno, antes de proceder al golpe militar y asesinarlo.
Al
mismo tiempo, se hace una campaña continuada contra el gobierno de
Maduro en todos los medios de comunicación de la oposición, prensa
escrita y digital, televisión, radio, que aquel nunca ha impedido, a
pesar de lo que transmiten las informaciones de la derecha.
La
CIA ha organizado una guerra de baja intensidad en la frontera con
Colombia con guerrilleros sin ocupación, narcotraficantes y evasores de
divisas, que ha llevado al gobierno a desplazar a muchas fuerzas armadas
a los miles de kilómetros de la frontera con el país vecino, provocando
el disgusto de las poblaciones, de la misma manera que organizó una
guerra en la frontera entre Honduras y Nicaragua que arruinó al
gobierno sandinista.
Este
es un somero e incompleto repaso del papel del Departamento de Estado y
de la CIA estadounidenses en el golpe de Estado que se está perpetrando
en Venezuela. Por ello resulta más infame el apoyo que varios países europeos están prestando al usurpador Guaidó,
y el ultimátum dado por Pedro Sánchez, absolutamente ridículo en
términos de imponerse sobre la soberanía de otro país y que solo
beneficia a la derecha de nuestro país y a la imposición imperialista.
Supôs-se,
não sem alguma ingenuidade, que após a Segunda Guerra Mundial se
criaria, contra o nazi-fascismo, um consenso mundial tão poderoso que
não seria necessário desenvolver a vigilância contra qualquer possível
recrudescimento. Mas erramos de base e por subjetivismos diversos. O
nazi-fascismo não se derrota apenas com “boa vontade”. Nem só com
discursos, nem qualquer truísmo aparente.
O
campo de batalha contra o nazi-fascismo, compreende um espectro muito
amplo de terrenos objetivos e subjetivos de onde nos assedia
brutalmente, desde o assassinato inclemente e incluso, o genocídio… até
todas as formas de ódio de classe e de “raça”; todas as formas de
racismo e as intolerâncias… e todas as “supremacias”. Incluso, a
“supremacia” do poder aquisitivo, da banalidade cosmética do consumismo e
das verdades absolutas do sabe-tudo individualista e compulsivo.
O
nazi-fascismo aprendeu a disfarçar-se de “legalidade” e “normalidade”
para disfarçar no “senso comum” cotidiano, na tradição e dos costumes.
Alimenta-se de todas as tradições autoritárias e de uma rede de
complexos, inibições e repressões psicológicas ancestrais que atualiza –
e aprofunda – segundo as conjeturas históricas. Assim, aparece-nos
tanto sob a forma de modelos burocráticos de governo, como sob a forma
de costumes “populares” ou tradições morais familiares. Abrange faixas
de idade, sexo e de género, bem como domínios variados no campo da
estética e dos lazeres.
Não fica a salvo nem a arte, nem a ciência, nem a política nem a filosofia.
Mergulhado
na sua própria história, o nazi-fascismo é uma forma histérica de
individualismo, atualizada pela ideologia burguesa como princípio de
superioridade de classe. No nazi-fascismo, aglomeram-se todas as formas
anteriores do “delírio de grandeza” e o poder expressado como petulância
de iluminados ou abençoados. É um aparato de guerra ideológica para
convencer a classe oprimida da sua inferioridade essencial e a sua
determinação fatal ao plano da subordinação.
Tal
aparelho de guerra não se contenta com reprimir salários, corpos, nem
consciências. Quer convencer, quer o domínio absoluto da vontade através
de princípios de auto negação e autoanulação, isto é, que o povo
oprimido saiba e se resigne que é inferior em tudo e para tudo, que não
tem direitos e que deve agradecer aquilo que se lhes dá: quer sejam
salários miseráveis, vida miserável, educação e cultura miseráveis e a
filosofia de um destino de miséria, que nem antes, nem agora nem amanhã
admite alterações. Além disso, tal totalitarismo burguês da miséria deve
ser produtivo, deve dar lucros e deve ser hereditário. É esse o plano
da classe dominante… essa é a ideologia da classe dominante. E, nem
poucas vezes, os oprimidos pensam que é a sua.
O
nazi-fascismo como aparato ideológico, assumiu, a partir do século XX,
formas dinamizadas pelas guerras económicas, causa de genocídios em todo
o mundo. A mercadoria, na sua forma burguesa, instalou dispositivos
ideológicos persuasivos (eles chamam-lhes “desenho”, “publicidade”,
sedução”) empenhados em converter o poder de consumo em expressão de
superioridade disfarçada de “bem-estar” e “progresso” burguês. Para eles
não basta adquirir e vender objetos, é preciso comprar neles essa
subjetividade que dá ao comprador a ilusão de “promoção social” cuja
verdade é determinada segundo o custo e a mercadoria, o volume do
consumo e da propaganda solidária do comprador transformada em promotora
da ideologia que o oprime.
Tudo
isto embrulhado em cores, melodias, prazeres e paixões de “provado
êxito” no mercado. Não importa o dispêndio nem quanto há que mentir ou
defraudar. A ideologia da classe dominante e o nazi-fascismo, como um de
seus produtos preferidos, goza de absoluta impudência e impunidade. Em
todas as coisas que não se podem adquirir há uma lição de superioridade e
inferioridade que também está presente no que se pode adquirir. Quem
concentre propriedade, sente-se superior. É um “senso comum” que habita a
alma do capitalismo e no qual a mercadoria opera como transmissora de
dispositivos ideológicos desenhados para garantir a sobrevivência do
sistema que o produz.
Uma
boa parte dos focos depressivos crónicos nas sociedades contemporâneas é
a acumulação de frustrações e impotências determinadas pelo sistema de
consumo burguês e suas formas de exclusão ou marginalização dos
impossibilitados de comprar. É uma guerra de extermínio psicológico
implantada minuto a minuto. A superioridade burguesa permite-se praticar
todas as formas de desprezo (liminar e subliminar) contra a classe
trabalhadora, em todos os locais onde atua e pensa. Uma classe
subordinada nos salários e nos valores, é o sonho da exploração total
onde o escravo colaborativo nunca protestará porque aprendeu que só os
opressores sabem como “conduzir” o mundo e como “ordenar” as vidas de
todos. E se, para isso, for necessário mobilizar criminosos, fraudes
políticas, espancamentos e assassinatos que salvaguardem a burguesia e o
seu sistema de opressão, não haverá limite para os gastos nem valor
humano que os detenha. Esse é o nosso desafio.
Os povos têm que derrotar o nazi-fascismo aniquilando-o. Se alguém pensou que foi um pesadelo, hoje já extinto, engana-se. Está mais
vivo que nunca porque o capitalismo o incubou e não deixou de o
cultivar. Mas não se derrota nem aniquila só com “enunciados”, é
necessária a organização das bases operárias-camponesas e indígenas
capazes de incorporar na sua agenda de classe uma determinação de teoria
e prática, em combate permanente, com ação direta sobre todos os focos
objetivos e subjetivos do nazi-fascismo próximos e distantes. Não
importa se tais proximidades nos parecem distantes ou as distâncias
parecem próximas como resultado das manipulações ideológicas da classe
opressora. O mais próximo é a comunidade organizada para a sua
emancipação, ainda que a pintem muito distante e o que é aparentemente
distante está na nossa cabeça como “possível” sem que se note. Assim, na
Guerra Simbólica como na Guerra Económica, há que sair vitoriosos. E essa será a nossa vida.
Por Julian Le Gros, via The Dissident, traduzido por Daniel Alves Teixeira
Já faz anos, Alain Badiou é
considerado um filósofo dissidente. Se a sua constante referência à
Revolução Cultural Chinesa, perfeitamente assumida em “Petrogrado,
Xangai, as duas revoluções do século XX”, publicado em Agosto de 2018
pela La Fabrique, faz algumas pessoas se remoerem, ele não se
importa. E, com certeza, as células cinzentas do pensador se turbinam
mais do que nunca, como evidenciado por esta entrevista com The
Dissident.
The Dissident: Sua última obra “As Imanências das Verdades” (Fayard, 2018) é uma saga filosófica de incrível densidade!
Alain Badiou: Ele termina um ciclo que começou no início dos anos 80. O primeiro livro, “Teoria do Sujeito”,
foi publicado em 1982. Ele ainda está misturado à política daquela
época, mas ainda assim é uma nova curva filosófica. Em seguida, houve
essa trilogia: “O Ser e o Evento” (1988), “Lógica dos mundos” (2006) e, finalmente, “A imanência das verdades”, que completa uma sequência de cerca de quarenta anos.
Há interlúdios teatrais,
referências a Spinoza e Platão, teorias matemáticas, dos números
inteiros … Podemos falar então de um trabalho multidisciplinar?
Eu talvez não usaria essa palavra. A
filosofia sempre se misturou com tudo. Desde o início, ela falou sobre
teatro, política, ciência … É preciso distinguir minhas diferentes
atividades – eu sou um ativista político, um escritor de romance e de
teatro – da maneira pela qual a filosofia se serve desse conjunto. Ela o
considera como seu material de reflexão natural. Eu sou polivalente e
eu procuro reunir essas disciplinas no campo da filosofia.
Quem é esse “filósofo de Ahmed”,
uma espécie de Scapin suburbano que aparece em sua trilogia? Encontramos
sua gênese em 1984 sob o título de Ahmed, o sutil.
Eu fiz meu seminário de filosofia no
Théâtre de la Commune em Aubervilliers. Como eu queria, por razões
filosóficas, me referir ao teatro, ele tinha que estar presente, e não
apenas através de citações. Trabalhando em um palco, trouxe meu amigo o
diretor e ator Didier Galas, que desempenhou o papel de Ahmed. Ele
interpretou mini-peças. Em filosofia, somos levados a dar muitos
exemplos tirados da vida cotidiana, da história ou da arte. Isso me
permitiu incorporar esse exemplo, mostrando-o em vez de citá-lo.
Neste livro, o capítulo “Um
processo poético da finitude moderna” analisa René Char, em particular o
poema “A biblioteca está em chamas”. Como o trabalho dele te inspira?
Uma das grandezas de René Char é de ter
conseguido “poetizar” seu próprio engajamento. Ele é um dos grandes
poetas da Resistência. Ele era um quadro da resistência armada durante a
Segunda Guerra Mundial, sob o pseudônimo de “Capitão Alexander”. Vindo
do surrealismo, ele soube fazer poesia disso. Ele sempre me impressionou
pela força com a qual ele traduziu em linguagem poética alguns
elementos de sua experiência histórica e militante. É por isso que ele é
importante para mim. O teatro e a poesia não são diretamente
controlados pela filosofia. Eles me acompanham de forma anárquica e
existencial desde a minha juventude.
Shlomo Sand escreveu “O fim do intelectual francês”
(La Découverte, 2016) sobre um certo enfraquecimento do pensamento
francês. Você que é o filósofo francês mais lido do mundo, o que você
acha disso?
O julgamento feito da filosofia francesa
no último período é, na realidade, de caráter mais político do que
intelectual. Um pouco antes, mas especialmente no período pós-guerra, o
intelectual francês foi representado como “engajado”. É uma figura que
foi inventada na França. Este país tem sido um caldeirão de escritores
políticos radicais. Em Sartre, no lado comunista, mas também antes da
guerra pelo lado da extrema direita: Robert Brasillach, Louis-Ferdinand
Céline … A partir dos anos 80, uma boa parte dos filósofos franceses se
reuniu ao campo reacionário e conservador. Quando os estrangeiros dizem
que há um rebaixamento da intelectualidade francesa, eu lhes dou razão.
Eles não precisavam daquilo que os “novos filósofos” representavam – que
não eram realmente nem novos nem filósofos. Outros países já possuem
conservadores domésticos. Não lhes interessa ter nossos neoliberais.
Felizmente, ainda existem exceções. Eu me dou este título!
Você também tem “seguidores”, como Alberto Toscano.
Sempre foi o status do filósofo engajado.
Eu mesmo fui da corte dos discípulos de Sartre. É alguém que fala com
todos e deixa um caminho. Este já era o caso de Sócrates. Discípulo é
uma noção filosófica um pouco inquietante, porque muitos deles são
futuros traidores.
Como você teve essa divisão com Sartre?
Eu nunca realmente rompi com Sartre. Nos
últimos textos que escrevi sobre ele, na época de sua morte, em 1980, e
depois disto, eu sempre reconheci sua grandeza. Eu me separei dele
filosoficamente bem cedo, desde o final dos anos 50, quando conheci o
estruturalismo, as novas obras de Michel Foucault, Louis Althusser,
Gilles Deleuze, Jacques Lacan … eu não pude mais atuar na fenomenologia
ou no existencialismo. Além disso, como Sartre continuava fiel a seus
compromissos políticos, permaneci perto dele desse ponto de vista. Eu
não tive que criticá-lo violentamente. Foi uma distância que foi feita
lentamente. Isso me levou aos meus escritos, que, sem dúvida, estão em
pólos opostos aqueles de Sartre.
Você data seus primeiros gracejos políticos ao contexto da guerra da Argélia.
Todas as pessoas da minha geração
iniciaram o seu compromisso político tomando posições sobre conflitos
coloniais. A guerra da Argélia, primeiro, e a do Vietnã, em seguida,
desempenharam um papel decisivo na mobilização de uma série de jovens
intelectuais. Precisamente sobre a questão da guerra argelina, eu era um
“vizinho” de Sartre. Ele se envolveu de uma maneira muito radical. Esta
situação foi extremamente brutal. Hoje podemos encontrar outros
exemplos no mundo. Mas neste caso precisamente, estava muito perto de
nós. Não vamos esquecer que um milhão de jovens franceses tiveram que
lutar na Argélia. Ocorreram atentados muito violentos. Tortura foi
usada. Aos 19 anos, participei das primeiras manifestações contra a
guerra argelina, que estavam longe de serem calmas. Apanhávamos
fortemente dos cassetetes. Sobretudo porque na época não estávamos bem
organizados. Ainda não sabíamos que era necessário ter uma cabeça
processional sólida. Nós íamos um pouco como ovelhas para o matadouro.
Isso também tem foi uma experiência da violência da qual o mundo é capaz
quando há interesses consideráveis em jogo. Isso forjou minha convicção
de que qualquer posição política real carrega uma parcela de
antagonismo. É preciso aceitar, mesmo que não seja uma obrigação, de
estar em ruptura com o mundo dominante. Eu não considero como
verdadeiros filósofos aqueles que estão na lisonja da ordem vigente.
Segundo você, o racismo e o colonialismo dessa época ainda estão ancorados nas mentalidades.
Toda a minha experiência mostra isso!
Quando vemos a rapidez com que os estereótipos anti-árabes,
anti-muçulmanos e anti-estrangeiros podem emergir, há uma impregnação
colonial que é ao mesmo tempo distante e muito forte. Até agora está no
inconsciente coletivo. Isso toma a forma de uma certeza, incrível para
mim, de que nosso mundo é superior a todos os outros. É óbvio que o
Ocidente, e isso quer dizer os últimos poderes expansionistas, se
considera – e é considerado pela maioria de sua população – a panaceia
da civilização moderna. Na realidade, é uma construção imperialista,
desigualitária, criadora de disparidades irreparáveis. Há uma violência
cega em igualar ao suprassumo da civilização algo que, em alguns
aspectos, é monstruoso.
Em 2005, para denunciar o destino das “minorias” na França, você escreveu uma tribuna no Le Monde. Isso foi em seguida a custódia do seu filho adotivo de origem congolesa.
As estatísticas oficiais estão aí. Se
você é negro ou árabe, tem vinte vezes mais chances de ser parado na rua
do que se você é branco. Há uma segregação de fato em nossa sociedade
entre “cidadãos respeitáveis” e aqueles que não são. Ser identificado
como tendo feições estrangeiras controla essa disparidade. Isso irriga
toda a nossa sociedade de uma forma intolerável.
Durante a emissão de Le Gros Journal de Mouloud
Achour, você se encontrou com Assa Traoré. Com o comitê Adama, ela
denuncia a violência policial, após a morte de seu irmão em uma
delegacia de Persan-Beaumont em 2016. É possível uma junção entre os
bairros populares e as classes privilegiadas das quais você faz parte?
Eu acho que é perfeitamente possível. É
uma questão de vontade. Trabalhei durante anos em fraternidade com
trabalhadores africanos que viviam em lares Adoma, com suas próprias
regras … e sua miséria. Eu não tive nenhuma dificuldade com essa
população, que, muitas vezes, me conhece um pouco por causa da
televisão. Em minhas lutas políticas, as pessoas com as quais
confraternizo pertencem à facção intelectual da juventude mobilizada por
essas questões ou a esse próprio segmento desprivilegiado. É deste lado
que tenho amigos e companheiros de ação. Meus inimigos, aqueles que me
injuriam permanentemente, são pessoas bastante bem estabelecidas, com
suas vitrines na rua.
Em seu livro “On a Reason de se
révolter” (Temos razão em se revoltar) (Fayard, 2018), você descreve
como, em maio de 1968, teve uma experiência fundadora, conhecendo os
trabalhadores da fábrica de Chausson em Reims, a cidade em que dava aula
naquela época..
No nível sensível, esta é minha principal
experiência de maio de 1968. A partir daí, percebi que dois mundos –
que eu me representava como separados – poderiam ir além desse
paradigma. Embora sendo marxista e reconhecendo a importância do mundo
do trabalho, isso era algo muito distante do professor de filosofia que
eu era então, em Reims. Em 1968, percebi que os professores podiam, como
nós o fizemos, marchar pela fábrica de Chausson. Pouco a pouco, nós nos
fizemos ser aceitos. Os trabalhadores mais jovens vieram conversar
conosco. Depois, houve reuniões emocionantes na cidade entre
intelectuais, estudantes e trabalhadores. Com o apoio de ativistas e
estudantes. Um fundo de solidariedade na fábrica foi criado. A barreira
de classe não é tal que não se possa construir um projeto político e
fraterno. Foi um momento decisivo da minha existência. Eu permaneci fiel
ao que aconteceu durante essa sequência.
Mais tarde, você lecionou na Universidade Paris-Vincennes , que era uma vanguarda em termos de ideias.
Foi uma universidade muito particular, um
campo de experimentação desde os primeiros anos, em 1969-1971, até os
anos 80. Todos os grupos políticos tinham seus representantes. Os cursos
em si foram transformados em reuniões. Nós ocupamos a faculdade por um
sim ou por um não. Houve brigas com a polícia. Nós fomos às delegações
nas fábricas. Nós íamos conversar com os professores das escolas
suburbanas. Ela foi, por um tempo, um caldeirão militante. Em algum
momento, houve uma recuperação e uma “estabilização”. A experiência
intelectual foi extraordinária porque Gilles Deleuze, Michel Serres,
François Châtelet, Michel Foucault … ensinaram lá. Era do lado da
universidade o que eu vivi na fábrica em Reims. Existe uma circulação
entre os dois.
Quando vemos o Parcoursup e o
desmantelamento de uma certa ideia da universidade aberta a todos,
deveríamos nos basear nesse tipo de proposta?
Seria muito bom se referir a isso. Mas a
situação infelizmente não é mais a mesma. Hoje, esse tipo de prática é
cada vez mais difícil de implementar. Dois fatores operaram, fazendo com
que, a partir da década de 1980, houvesse uma seqüência longa,
incrivelmente reativa e contra-revolucionária, que mudou a situação.
Primeiro, há um caráter ideológico: depois da contraofensiva
personificada pelos novos filósofos e liberais de todos os tipos, esse
pensamento reacionário tornou-se hegemônico em larga escala. Depois,
existe uma desindustrialização implacável da França. Deve ser lembrado
que todas essas fábricas em que eu intervi junto com os trabalhadores
não estão mais lá hoje: Chausson em Reims e Gennevilliers, Rhône-Poulenc
em Vitry-sur-Seine, Renault em Boulogne-Billancourt … Ali existia uma
verdadeira central de trabalhadores. Por anos, tenho trabalhado com
essas pessoas de muito perto. Não houve ali um recuo político. Mas esses
lugares desapareceram, pura e simplesmente. Este tecido industrial
periférico das grandes cidades foi destruído. E, finalmente, o país não é
mais o mesmo. O “panorama político possível” mudou. Atualmente, a
questão dominante é a das relações com os principais movimentos
populacionais. Um proletariado nômade se desenvolveu vindo da África, do
Oriente Médio ou da Ásia. É com estes últimos que se deve tentar
renovar os vínculos políticos.
Diante do problema dos
refugiados, a esquerda está profundamente dividida entre o
internacionalismo do tipo da NPA e o protecionismo defendido por Chantal
Mouffe ou pela França insubordinada. Qual é a sua posição?
Hoje, é impossível pensar em qualquer
problema político importante senão em escala global. As consequências a
serem tiradas do ponto de vista organizacional são outro debate … Se não
localizarmos o cursor neste nível, não entenderemos a situação. Não é
totalmente falso dizer que não há mais trabalhadores na França. Por
outro lado, em nível global, nunca houve tantos trabalhadores no mundo
que agora. Simplesmente, eles estão todos na China, Bangladesh, Camboja,
Brasil ou Romênia. Há uma má interpretação séria da situação
político-social, no sentido amplo, vendo-a apenas através do buraco de
fechadura da França. Há quarenta anos, neste país, havia um tecido
social completo, com camponeses e trabalhadores em grandes fábricas. Os
movimentos do capitalismo globalizado nos obrigam a pensar como ele. Se
você não estiver na mesma escala que o seu oponente, você irá cair! O
proletariado de hoje é um vasto proletariado nômade tratado do ponto de
vista da imigração ou dos migrantes. Na realidade, o que está em jogo
são as relações de classe em escala planetária. Isto implica, pelo
menos, priorizar as relações internacionais e ter uma posição sobre esse
proletariado nômade que atravessa o nosso país ou quer se estabelecer
aqui. Eu amo as perguntas que dividem! Aqueles que alcançam consenso
raramente são as certas. É a principal questão política que divide, de
maneira confusa. As posições à esquerda não estão claras. Afinal, o que
poderia ser uma organização do proletariado nômade? Estamos longe de ter
resolvido esse problema. Mas é preciso colocá-lo. O cenário estratégico
da política é global. Nisso, o capitalismo tem uma boa vantagem porque
está instalado confortavelmente neste cenário.
Há uma imagem romântica de que
maio de 68 que seria apenas “uma revolução da moral”. No entanto, o fato
de Emmanuel Macron não o ter recuperado parece provar que ele continua
subversivo …
Maio de 1968 mantém essa virtude de não
ser completamente “digerível” pelas autoridades. Nicolas Sarkozy, que é
sempre mais sincero que os outros, disse: “Temos que terminar com o Maio de 68! “Isso
teve o mérito de ser claro. E isso significava que, para ele, ele ainda
estava lá e não havia sido liquidado o suficiente. Continua sendo um
símbolo negativo para os reacionários por duas razões principais. Por um
lado, foi uma excepcional experiência radical, em particular por este
momento muito perigoso para a ordem estabelecida de ligação efetiva
entre intelectuais e trabalhadores. E, por outro lado, havia a mudança
da moral, a liberação sexual, um modo de vida que desafiava a família
geral e o conservadorismo familiar e social geral dos “reacionários
ranzinzas”. Nós não podemos tirar isso dele. É isso que faz dele um
evento divisor.
Em Petrogrado Xangai, as revoluções do século XX,
você assume a revolução cultural chinesa, incluindo as centenas de
milhares de mortes. Você não é o último a se inspirar nela?
Nos anos 70 – é bastante distante, mas
afinal continuamos a falar sobre a Revolução Francesa e a Comuna de
Paris – muitos intelectuais reivindicaram a Revolução Cultural
Chinesa. As razões pelas quais eles “se arrependeram” devem ser
cuidadosamente examinadas. Todo o mundo lia o Beijing information. Não
devemos acreditar que descobrimos gradualmente os horrores da Revolução
Cultural. Todo mundo sabia que havia grande violência, os guardas
vermelhos, destacamentos de trabalhadores … grupos maoístas inteiros,
como a Esquerda Proletária (criado em 1968, NDLR) até tentaram
imitar essa violência. Sua linha política, na minha opinião
completamente falsa, era também de colocar chapéus de burro nos
capatazes, de atacar os patrões e os despir … A Revolução Cultural foi o
paradigma revolucionário de todos aqueles que a reivindicaram. Eles se
tornaram os renegados daquilo que eles tinham sido. Eles tomaram essa
revolução como um contraste, ao falar dela como fizeram os “incríveis”
do fim da Revolução Francesa: orgias sangrentas, atrocidades em todos os
lugares … As revoluções sempre foram desacreditadas ao serem relegadas
ao caos mortal.
O que elas também foram em parte …
Eu permaneço fiel ao que foi, em seu
conteúdo político, a Revolução Cultural. Eu estou absolutamente
consciente de que ela falhou. Uma parte de sua violência foi
desnecessária e excessiva. Episódios deste tipo existem em todas as
revoluções. A Revolução Francesa teve seu período de terror
anárquico. Os massacres de setembro foram horríveis. Tenho a sensação de
manter um julgamento calmo e equilibrado sobre a Revolução Cultural, em
comparação com os amargos partidários de sua destruição histórica. Que
não haveria nada para tirar disso, que seria um episódio atroz. Pelo
contrário, é uma sequência política fundamental. Esta é a primeira
tentativa na história de mudar um regime comunista a partir de dentro,
não por repressões e expurgos, mas pela liberação do movimento de massa
estudantil, primeiro, e trabalhador em seguida (18 de agosto de 1966, Ed). De certa maneira, eu conservo o significado e o valor que ela tinha para todos na época.
Você declarou que a violência da Revolução Cultural Chinesa foi menor que a da ordem capitalista desde o seu advento.
Quando falamos de violência, devemos nos
referir a dois critérios: primeiro, que a violência raramente é boa e
que deve ser evitada. É um julgamento moral, eu o adoto. Se pudermos
conseguir os objetivos sem usá-la é muito melhor. Eu sou preciso sobre o
fato de que não é algo que me encante. O segundo aspecto é que a
violência às vezes é inevitável quando o que você está lidando é uma
questão de conflito. Seus oponentes não hesitam em usá-la quando se
sentem acuados. Então você tem que estar preparado. Minha doutrina é que
a violência legítima é geralmente defensiva. Isto é, tenta proteger os
poucos ganhos ou orientações que são seus. No mundo tal como ele é, me
parece impossível ser sistematicamente contra a violência.
Sua relação com a Revolução
Cultural Chinesa lhe rendeu protestos de seu colega filósofo Daniel
Bensaid. Você prestou homenagem à ele na Mutualité em 2010.
Eu sempre tive boas relações com ele. Ele
me criticou, incluindo minha filosofia. Ele disse que eu era um
“teórico do milagre”. Eu tinha muita estima e amizade por ele. Ele é o
que podemos fazer de melhor no trotskismo.
Você boicota as eleições. O que
você diz para aqueles que dizem que com o recuo identitário que trouxe
Donal Trump e Jair Bolsonaro, a extrema direita pode tomar o poder em
2022.
O processo eleitoral sempre foi um
benefício para a extrema direita. Nós devemos questioná-lo. Mesmo Hitler
assumiu o poder em 1933 após eleições regulares. Nós nunca vimos os
comunistas ganharem eleições nacionais. Não parece que as urnas permitam
aos movimentos comunistas radicais revolucionários da extrema esquerda a
realmente chegar ao poder. Em 1981, houve uma ficção deste estado de
coisas com a eleição de François Mitterrand. Ao final de dois anos,
percebemos que era a continuação da ordem anterior. Por outro lado, a
extrema direita subiu ao poder. E isso vai acontecer de novo! Por
quê? Porque esse tipo de sufrágio não é feito para mudar a sociedade. É
um sistema consensual, em que todos aceitam as regras. Se esse é o caso,
é porque ele é conforme a ordem dominante existente.
Por quê?
Eu não entendo como as pessoas continuam a
pensar que as eleições são um lugar livre para determinar a direção
básica de um país. Como o ex-ministro da Informação, Alain Peyrefitte,
disse acertadamente na época da eleição de Mitterrand: “As eleições são feitas para mudar o governo e não a sociedade.” Ele
disse a verdade porque é uma regra que sobre a qual todo mundo se põe
de acordo. Isso significa que os líderes de nossa sociedade, que todos
sabem ser um pequeno núcleo de grandes capitalistas, não aceitariam
eleições que não servissem a eles. Quando as coisas aquecem um pouco
demais, quando o risco é muito grande, eles se juntam à extrema direita
como seu último bastião. Não é extraordinário afirmar que as eleições
são um sistema consensual em que a burguesia imperialista prospera. Eu
não acho que elas já tenham servido para qualquer outra coisa. Nos
Estados Unidos, podemos eleger Donald Trump, mas nunca um
comunista. Isso é verdade em todo lugar. O sistema eleitoral parlamentar
foi inventado pelo imperialismo inglês e criticado por Rousseau no
século XVIII. Ele explica muito bem porque a eleição não é
democracia. As grandes potências capitalistas e imperialistas
construíram suas fortunas sobre ela. O sinal de que um poder alcançou um
grau de desenvolvimento e considerável influência está no fato de
adotar esse sistema. Eu acho que os chineses dirão que a eleição é
melhor do que o sistema centralizado que eles têm atualmente. Ele
permite que eles acumulem capital muito rapidamente. Mas, um dia ou
outro, a pequena burguesia chinesa pedirá alguma satisfação e
liberdade. Eles vão adotá-la porque criaram um “capitalismo de alto
nível”. A política dita “revolucionária” não tem nada a ver com
eleições. Em certas circunstâncias, pode ser interessante se apresentar
às disputas. Mas é uma evidente aberração acreditar que ela pode chegar a
uma política “revolucionária”.
Em 2015, no show Contre-courant queAude Lancelin apresentava na época no Médiapart, você conheceu Jorge Lago, gerente de assuntos internacionais do Podemos. O que você acha da sustentabilidade desse movimento?
Nós vemos bem que eles são inteiramente
prisioneiros do jogo eleitoral. A experiência do Syriza deve ser
suficiente. Este partido se tornou na Grécia o gestor dos imperativos
capitalistas. A tal ponto que hoje o governo de Tsipras põe na prisão
aqueles que permaneceram militantes ativos. Há coisas terríveis
acontecendo neste país. Eles bombardeiam os grupos que tentam se opor
aos leilões dos imóveis. Esta se tornou a atividade mais suculenta do
capitalismo grego sob a direção da Europa. O Podemos não está
em todo lugar. A questão é se esse partido deve ou não se aliar aos
socialistas. É um movimento interessante de agitação ideológica. Mas, do
ponto de vista político, o Podemos continua sendo um componente do sistema dominante.
Como você explica a discrepância
entre a impopularidade de Emmanuel Macron e a estima de alguns
intelectuais de qualidade (Régis Debray, Edgar Morin …)?
Eu analiso Macron como um subproduto da
tradição bonapartista na França. Quando o sistema partidário tradicional
está em perigo, desequilibrado, ela faz surgir um homem, uma figura
singular que constituirá imediatamente seu próprio aparato. Ele se
beneficia dessas circunstâncias para se estabelecer no poder. Napoleão Ier,
ele mesmo, terminou com um golpe militar as lutas internas entre
aqueles saídos da Revolução. Napoleão III, por sua vez, terminou com os
“distúrbios” do ano 1848. Diante da impossibilidade de um acordo entre
monarquistas e democratas, ele resolveu a questão “de cima”.
Esta posição bonapartista foi compartilhada pelo general de Gaulle.
Foi ele quem unificou na aparência as
facções absolutamente opostas da Resistência durante a Segunda Guerra
Mundial. A resistência era em grande parte liderada pelos comunistas,
era importante não deixá-los no poder. Macron é a mesma coisa … em menor
grau. Ele intervém no momento em que há uma crise simultânea da
esquerda e da direita. A esquerda foi decomposta. Os comunistas são
inexistentes. O Partido Socialista perdeu toda a credibilidade no
exercício do poder. A direita não está indo bem porque não pode regular
sua relação com a extrema direita. O Rassemblement National tem
agora uma grande base, com possibilidades objetivas de aceder ao
poder. Diante desta dupla crise do sistema parlamentar como um todo,
estamos fazendo o que sempre fizemos. Um bom homem cria seu partido, sua
panelinha, e se declara “acima dos partidos”. Como De Gaulle em seu
tempo. Macron começou dizendo que ele não era nem de esquerda nem de
direita. Isso coloca o problema de saber onde ele está! Na minha
família, existem muitos “pró-Macron”, como éramos para De Gaulle ou
Napoleão III. Existe essa ideia de que nada mais pode funcionar. Esta é
uma aliança amplamente negativa: “Se não é ele, o que vai ser? Algo pior! “
Daí esta segunda volta das eleições presidenciais do ano passado …
Era preciso ser por Macron senão, horror,
era Marine Le Pen! Basicamente, na opinião pública, Macron é
constituído por uma negação e não de uma adesão. Sua política é um
ajuste ao capitalismo globalizado. Temos que privatizar tudo, acabar com
a Seguridade social. Fazer como na América. Do ponto de vista do país, é
“a impossibilidade de qualquer outra coisa”. Isso é o que faz sua força
e sua fraqueza. Na medida em que ele age, nós somos forçados a julgá-lo
por suas ações e não apenas pelo fato de que não existe outra
coisa. Como suas medidas são uma série ilimitada de lixo, ele perturba
os aposentados por causa de seus ataques, os enfermeiros da EHPAD, os
provinciais por causa do sistema de grandes cidades, os coletes amarelos
por causa do combustível … As pessoas percebem que seu programa de
americanização a um ritmo acelerado da França lhes custará caro. Apesar
disso tudo, subsiste o lado negativo do seu público, a ideia de que não
há outra coisa. Toda uma fauna intelectual diz que não pode ser nem
Marine Le Pen nem Jean-Luc Mélenchon, que seriam os dois extremos. É
muito engraçado porque não vejo nada de muito extremista em Mélenchon.
Na linguagem midiática, há uma
suposta porosidade entre o populismo de esquerda da esquerda e à direita
da direita. O livro de Ugo Palheta, A Possibilidade do Fascismo (La Découverte, 2018), postula que este amálgama beneficia, de fato, a extrema direita.
Eu acho essa história de populismo
extremamente estranha. É uma palavra-valise que ronda, um rótulo
desfavorável que grudamos. Não é porque o establishment rotula alguém de
populista que isso vai me esclarecer algo sobre quem ele é. Isso me
informa unicamente que não queremos isso no sistema dominante. O termo
“populismo”, tal como ele é como usado, implica que se alguém se importa
demais com o ponto de vista das pessoas, teremos ideias reacionárias e
inadmissíveis. É uma consideração estranha. De baixo, parece-me que
aqueles que chamam de “populismo” o que eles chamam de “extremos” estão
em uma posição de desconfiança para com o povo. Enquanto, ao mesmo
tempo, reivindicam a grande soberania popular da nossa República. Existe
uma obscuridade semântica. O que essa palavra significa exatamente? São
todas as opiniões que desagradam a oligarquia. Por quê? Porque ela se
importa com o que as pessoas dizem? Porque ela está pedindo mais
“voluntariado” do povo? Para mim, o populismo é um esconderijo-miséria
de coisas suspeitas.
Marine Le Pen é descrita na mídia como “populista”.
O que eu vejo como reacionário e perigoso
em Marine Le Pen não é ela que seja populista. Isso não significa
nada! Ela não é populista, mas identitária. Sua lógica é petainista:
trabalho, família, pátria. É totalmente diferente. O culto das
identidades na política sempre esconde, de uma forma ou de outra, o
fascismo, mais ou menos religioso ou nacionalista. É sempre baseado em
identidades, mas não aquela do povo. Este não é uma identidade. É um
grupo de pessoas. Em um povo, há sempre várias identidades diferentes. É
preciso se livrar da palavra populista e dizer exatamente o que está
sendo criticado por essa ou aquela orientação. Marine Le Pen alega uma
identidade francesa absolutamente misteriosa. A França é um país com uma
identidade indefinível. De outro lado, que a extrema esquerda fale de
soberania e dos interesses do povo, porque não. É a tradição dela. Neste
ponto, podemos dizer que Robespierre e Saint-Just eram
populistas. Mélenchon é ainda menos perigoso.
Suas conferências e as de Jacques
Rancière estão lotadas. Que terceira via você vê entre o capitalismo e o
stalinismo totalitário e burocrático?
Há 30 anos, estamos em um período de
contra-revolução global. Não apenas o poder conservador está totalmente
sujeito ao capitalismo globalizado, mas essa política quer desfazer o
que foi adquirido anteriormente. Naquela época, o Partido Comunista era
poderoso e havia intelectuais revolucionários e comprometidos. Macron
está trabalhando agressiva e sistematicamente para derrotar essas
conquistas. Ele não é o único no mundo. Nos Estados Unidos, Donald Trump
está tentando erradicar os poucos átomos dispersos do progressismo
persistente. Nestas condições, o campo que quer definir outro caminho
deve ser lúcido. A situação é desfavorável. Eu diria mesmo que estamos
em um período de recomeço. Os ensinamentos mais básicos do marxismo
devem ser disseminados novamente, revisados, discutidos. Nós devemos
criar escolas para lhes transmitir.
Onde estamos segundo você?
Quase no estágio em que estava o desafortunado Karl Marx quando escreveu vigorosamente o Manifesto do Partido Comunista, em 21
de fevereiro de 1848. Na época, o Partido Comunista de que ele falava
era representado quase que somente por ele e por Friedrich Engels. Hoje,
a prioridade é ideológica e experimental: existem questões políticas
dentro das quais podemos experimentar novos módulos que entram em
conflito aberto com a ordem dominante? Na França, é a questão do
proletariado nômade. Eu não uso “migrante” porque não é sua
identidade. O conflito existe. As coisas acontecem, anarquicamente, como
sempre é o caso no começo. Devemos conectar os experimentos a um exame
cuidadoso, prolongado e sistemático do marxismo, mas também às
tentativas revolucionárias do século XX como um todo. O que realmente
aconteceu em Petrogrado e Xangai? Que balanço nós tiramos? Que
formulação nos permite evitar os fracassos destas empreitadas? É um
trabalho gigantesco! É necessário combinar experiências enraizadas em
situações com esse vasto exame coletivo do balanço geral do socialismo
durante o século e meio de sua existência. Não há senão que fazê-lo.
Finalmente, você tem outros ensaios no forno?
Eu estou em um período que não é muito
claro. Eu poderia dizer a mim mesmo, aos 81 anos, que estou na idade da
aposentadoria. O único problema é que não é tanto o meu temperamento. Do
ponto de vista da construção filosófica, tenho a impressão de que não
irei além daquilo que realizei. Minha trilogia forma um conjunto
completo. Eu também posso fazer estudos especiais, por exemplo, em
números reais. Mas estes são exercícios em uma área muito limitada. Eu
me coloco essa questão de um homem idoso, de fazer uma biografia, não
pessoal, mas política. Há um arco entre a França da guerra argelina e a
de Macron. Muitas coisas aconteceram entre os dois que eu posso dizer do
meu jeito: o que foi para mim entrar na política durante o drama
colonial, ao fim da IV República? Em seguida, houve o meu envolvimento
no seio do Partido Social Unificado (PSU), maio de 68, as experiências
do maoísmo … a situação atual. Isso parece que pode interessar as
pessoas!
Uma
autarquia dirigida pelo PCP pode contratar os serviços do genro do
secretário-geral do partido? Qual é a fronteira entre o nepotismo e o
direito de familiares de políticos manterem relações com instituições
públicas? O genro de um primeiro-ministro não se pode relacionar com o
Estado? E o do Presidente da República? Tendo em conta que a CDU não
dirige assim tantas câmaras e que Jorge Bernardino não parece, pelo seu
currículo, ser um fornecedor incontornável, talvez o bom senso mandasse
que não se candidatasse a trabalhar com uma autarquia dirigida pelo
partido que o sogro lidera. E se ele próprio for militante do PCP, a
cautela deveria ser ainda maior. Se não for pela defesa da imagem do
Estado, que seja para não prejudicar o seu partido.
Ainda
assim, é bom ser rigoroso. Antes de tudo, a comparação que o PS local
fez com uma velha acusação ao seu mandato em Loures é, para dizer o
mínimo, forçada. Uma autarquia ter negócios com um familiar de um
dirigente do partido que tem a presidência da câmara, quando esse
dirigente nem sequer tem qualquer função nessa entidade pública, não é a
mesma coisa que um presidente da câmara contratar a mulher, a filha,
dois cunhados e a nora. Haja um bocadinho de decoro.
Também
seria importante a TVI ter algumas informações importantes que, na
realidade, fragilizam a relevância da história. Que Jorge Bernardino foi
escolhido depois de uma consulta prévia a mais duas empresas, como a
lei exige, tendo sido ele quem apresentou os preços mais baixos. Que
aquilo que na peça é resumido a mudar umas lâmpadas, uns casquilhos e
uns cartazes corresponde a garantir a manutenção permanente de 438
abrigos de paragem, incluindo a substituição de publicidade
institucional. Não é pago à peça. Que recebe pelos 438 abrigos menos do
que outra empresa recebia por 271 (quando Jorge Bernardino apenas
garantia a manutenção de 153). Que o aumento do valor pago a Jorge
Bernardino, apresentado como suspeito, resulta desta passagem de 153
para 438 abrigos. E, acima de tudo, que não estamos a falar de um
salário ou de uma avença para um biscateiro mas da contratação de um
serviço externo, o que inclui todas as despesas associadas e não apenas a
mão de obra. A comparação com o salário do presidente da câmara é
idiota. A ninguém passaria pela cabeça comparar o salário do
primeiro-ministro com o que o Estado paga a um fornecedor pelos seus
serviços.
Descontado o que a
peça da TVI não nos quis contar, que esvaziaria parte do assunto, e
parecendo que todos os procedimentos legais foram cumpridos, restava o
incómodo ético de um familiar do líder de um partido manter relações
comerciais com uma câmara dirigida por esse partido. Cada um decidirá
até onde leva os seus pruridos, mas seguramente isto não permite o
escândalo que se instalou. Pelo menos não me lembro de igual reação
perante as relações que o genro do ex-Presidente Cavaco Silva foi
mantendo com o Estado, seguramente bem mais relevantes (nos valores e no
impacto) do que a manutenção de uns abrigos.
A
melhor forma de combater a mentira (ou a meia-verdade) é a verdade. Foi o
que fez o comunicado da Câmara Municipal de Loures. A pior forma é
apelar a uma excecionalidade vitimizadora para cerrar fileiras, sem
gastar uma linha a esclarecer os factos. Foi o que fez o PCP. Esteve bem
Bernardino Soares, esteve mal o PCP, esteve péssima a TVI
Sendo altamente improvável que o presidente da câmara não tenha dado todos estes esclarecimentos ao jornalista (eles estão no site da autarquia),
fica a dúvida: porque ficámos sem saber estes “pormenores” sobre a
relação contratual entre o genro de Jerónimo de Sousa e a Câmara
Municipal de Loures? Porque se eles tivessem sido apresentados a coisa
não se ia vender tão bem. E este é um dos problemas do jornalismo
mercantilizado: quanto melhor for o produto menor o seu valor comercial.
Dito tudo isto, a reação do PCP
não podia ter sido pior. Em vez de remeter para os esclarecimentos da
Câmara de Loures, que me parecem rigorosos, preferiu antecipar-se e vir
com a velha acusação de “anticomunismo”, num comunicado carregado de
adjetivos, onde até o combate ao fascismo vem à baila, banalizando-o da
pior forma. Infelizmente, esta reação não é nova. Já aconteceu em
circunstâncias em que o PCP não tinha razão. Ela não resulta apenas do
sentimento momentâneo de injustiça (que outros partidos já sofreram),
mas da ideia instalada na Soeiro Pereira Gomes de que pôr em causa a
seriedade de um comunista é um crime de lesa-majestade.
O
PCP está tão sujeito ao escrutínio democrático como qualquer outro
partido. Não goza de maior presunção de inocência que todos os outros,
nem tem de ser visto como se fosse tributário de algum tipo de
superioridade moral. Os dirigentes do PCP são tão honestos e tão
desonestos como os de qualquer outro partido. Quem conhece as autarquias
dirigidas pelo PCP sabe que lá pode encontrar tantos casos de
favorecimentos e irregularidades como em qualquer outro lado. Assim
sendo, o PCP não tem de reagir a notícias que considera injustas como se
elas tivessem uma natureza diferente de qualquer outra investigação
pouco rigorosa. Não há qualquer razão para imensas notícias mal feitas
sobre o PS, o PSD, o CDS ou o BE serem apenas mau jornalismo e uma
notícia injusta sobre o PCP ser anticomunista feito “a par da conhecida
promoção da extrema-direita e da reabilitação de Salazar e do regime
fascista”. E a vitimização é absurda. Na realidade, pela discrição
pública que mantêm e o mito de que são mais sérios do que os outros, os
autarcas e dirigentes do PCP até são menos escrutinados do que os dos
outros partidos.
A melhor
forma de combater a mentira (ou a meia-verdade) é a verdade. Foi o que
fez o comunicado da Câmara Municipal de Loures. A pior é apelar a uma
excecionalidade vitimizadora para cerrar fileiras, sem gastar uma linha a
esclarecer os factos relevantes. Foi o que fez o PCP. É uma falta de
respeito pelos seus eleitores. Como se a expressão “anticomunismo”
chegasse para que não haja mais perguntas. Esteve bem Bernardino Soares,
esteve mal o PCP, esteve péssima a TVI.
NOTA:
Sim, tenciono escrever sobre o que aconteceu no Bairro da Jamaica e na
Avenida da Liberdade. Não, não o tenciono fazer sem perceber o que
realmente aconteceu num e noutro lado. E comunicados da PSP não me
chegam – não acredito no jornalismo oficioso. Um vídeo viral também não.
Não, não parto do princípio de que a população do bairro teve razão.
Não, também não parto do princípio de que a polícia agiu bem. E não, não
acho que este debate, para ser mais do que uma crónica sobre um
episódio, possa passar ao lado do que é o Bairro da Jamaica e porque é
que ele existe num país do primeiro mundo. Nunca me colocarei no lugar
do burguês assustado com a invasão dos bárbaros. Que ignora a revolta
para exigir o sossego que quem vive no Jamaica nunca teve. Mesmo que eu
seja um burguês e até me assuste às vezes. Porque ver os invisíveis que
se amontoam em lugares por onde nem sequer alguma vez passámos é o dever
de quem quer ser justo. Para os ver não precisamos de dividir o mundo
entre bons e maus. Basta desejar mais do que a popularidade fácil. Por
isso, cheira-me que esse texto vai esperar pelo fim de semana.